Claudia Balinotti es el alma de El galpón de las artes, uno de los teatros independientes más destacados de Mar del Plata desde hace 29 años. Si bien ella es quien lo impulsó en 1996, lo gestiona desde hace años junto a su pareja, Mariano Tiribelli, y a Mónica Juárez. Ubicado en Jujuy 2755, tiene una variada cartelera de lunes a lunes, y además hay propuestas para las infancias y música.
Pero la memoria de El galpón de las artes también esconde una historia de amor que se remonta al 2001, aunque sus cimientos datan de mucho más. LA NACIÓN conversó con Claudia Balinotti, que relató todo el recorrido de este proyecto que antes tuvo otras dos salas en Mar del Plata hasta encontrar su lugar definitivo. El padrino espiritual es el productor Carlos Rottemberg, y son único teatro sin barrera de boletería y con cooperación solidaria. Además, forman una red con teatros independientes iberoamericanos y por su escenario pasaron artistas de la talla de Tato Pavlovsky, Arístides Vargas y César Brié. Esta es la historia de amor y pasión de El galpón de las artes.
Nació en 1996 en Jujuy y Rivadavia, en una antigua cancha de ping pong ubicada detrás de la sede del Partido Socialista. “Y entre medio de pelotitas abolladas y pedacitos de redes empezamos a tejer y a reconstruir. Esa es la historia del galpón siempre, un tejer y reconstruir espacios. No había allí tradición de espacio cultural, pero poco a poco convertimos ese lugar en un teatro, llegó el público, se generaron los espectadores”, detalla Balinotti que además es actriz, autora y directora.
En el 2001 se mudaron a Rawson y Catamarca, a un galpón muy antiguo en el que se construían barcos pequeños a principios de siglo que salían por el arroyo hacia el mar. “Esa mística volvía a ser para nosotros una travesía, la posibilidad de reinstalarnos en un contexto que hablaba de lo contrario porque la situación social y económica era difícil. Sin embargo, empezamos a pintar las paredes, a picar el piso, a entelar ese gran tinglado tan antiguo. Mucha gente se sumó y por eso decimos que nuestro trabajo se impulsa por la participación de la comunidad, y se acercaron compañeros, artistas de otros grupos, y vecinos que también siempre se involucran mucho. Y así, entre todas esas manos, reconstruimos la segunda sala”, cuenta.
A esa sala llegó un día Carlos Rottemberg a ver Sodiac & Selegna, una producción del grupo La vorágine, de Tucumán. “Después nos invitó a una charla con él y fuimos con La vorágine, Mariano y yo- recuerda Balinotti-. Dijo cosas muy lindas de la obra y definió a El galpón como una dulce precariedad, y valorizó que todo lo que se podía hacer por el espacio, estaba hecho. Y si, la dulzura y la precariedad fueron perspectivas que nunca nos detuvieron sino todo lo contrario, nos hicieron encontrar a otras personas, siempre en la diversidad. Con el tiempo, cuando nos mudamos a Jujuy y compramos el espacio, Rottemberg tuvo mucho que ver porque nos acompañó y se interesó por el proceso de la compra”.
La tercera es la vencida
Desde el 2009 este proyecto funciona en Jujuy 2755, en un enorme galpón de 450 metros cuadrados cubiertos en el que funcionaba un espacio de capacitación de Telefónica Argentina. “Se lo compramos a Telefónica y ya eso fue una epopeya, porque tuvimos que encontrar a quien era el responsable de la empresa en nuestro país para que pudiera decidir sobre el destino de ese predio. Lo encontramos, viajamos a Buenos Aires, al edificio de Puerto Madero, con el mandato de nuestro grupo. Conversamos con el señor, teníamos mucho para contarle y darle argumentos para que este espacio fuera transformado en un teatro. Se entusiasmó, nos propuso un acuerdo de comodato por 30 años y nosotros nos miramos, de pupila a pupila como decimos siempre con Mariano, y dijimos que no porque era complicado pensar que después cambian las autoridades y a la otra gestión no le parece. Teníamos que comprar porque es un proyecto de vida, y en ese momento ya teníamos 12 años de historia”, detalla. Y así fue, lo compraron con un subsidio de compra y refacción de espacios teatrales del Instituto Nacional del Teatro, en el 2006. “Hoy, en perspectiva, vemos el valor de un Instituto Nacional que puede hacer estos apoyos porque el movimiento independiente es vasto a nivel nacional. Y fue un apoyo contundente para que nuestra sala y otras en todo el país, pudieran continuar su actividad”, remarca.
Pudieron hacer la compra pero todo se dilató tres años porque el Instituto recién depositó el subsidio en el 2009. Un año antes debieron dejar la sala que fue suya durante siete años, desmontaron el teatro y lo arrumbaron en su casa chorizo. Fue en ese entonces que Rottemberg volvió a acercarse para ver qué pasaba que El galpón no se reinstalaba. Fue a la casa de Claudia y Mariano y en esa larga galería vio el cementerio del teatro, con telones, trozos de escenografía. “Fue conmovedor escuchar a Rottemberg en ese momento; una persona que realmente ama al teatro y apoya al teatro independiente. Finalmente pudimos concretar la compra y refaccionar. Y en abril El galpón cumple 29 años, lo que es un hito para la historia del teatro independiente. Hay mucho amor y un proyecto de vida”.
Los sueños, sueños sonPaso a paso, El galpón de las artes fue creciendo y tejiendo redes con otros teatros de América Latina y de España “Nos seleccionaron para un festival internacional y viajamos a México con nuestra obra Quién traerá el alba. Les propusimos formar una red de intercambio unidos a La vorágine de Tucumán con quienes ya trabajábamos y así nació la red Cruzando fronteras. En el 2004, Tato Pavlovsky fue nuestro primer invitado, y llegó para dar una charla y una función de Variaciones Meyerhold. Después vinieron figuras como Arístides Vargas de Mala Yerba de Ecuador, César Brié del teatro de Los Andes en Bolivia, artistas del Trasto teatro de Málaga, El teatrito de Yucatán, Tareco de México, todos con muchos años de trayectoria. Hay una poética latinoamericana que nos interesa mucho y de la que aprendemos siempre. Hoy estamos consolidadas en la ciudad y en este corredor iberoamericano que es un ida y vuelta. Y soñamos con una presencia de la sala a nivel nacional y también muchas con la experiencia del Di Tella, por la extensión y la innovación de las artes. Soñábamos con que El galpón de las artes pudiera ser no solo un lugar de exhibición y de formación teatral sino de producción. Y este año tuvimos siete grupos produciendo en la sala y esta temporada tenemos una cartelera toda producida en el espacio por diferentes grupos independientes, con distintas estéticas, mucha innovación del lenguaje teatral. Se convirtió en una sala de creación, tenemos todo el equipamiento, el equipo técnico y todas las condiciones para una producción digna. En el 2024 tuvimos más de 1000 horas de ensayo y de producción y más de 100 funciones”, cuenta emocionada Balinotti.
El galpón de las artes no tiene un precio fijo por la entrada a un espectáculo. “No hay una barrera de boletería. Siempre trabajamos por cooperación solidaria. No es un sistema que se reduce sólo al valor de entrada, sino que es el sustento ético del proyecto. Todo es por cooperación solidaria”.
La historia de amor de Claudia y MarianoSe conocen desde siempre porque ella era amiga de la mamá de él, y estudiaron Psicología juntas. Pero por un tiempo sus caminos fueron en direcciones diferentes hasta que se reencontraron en un taller de teatro, en la primera sede, en Jujuy y Rivadavia.
“Siempre está mezclado el teatro en nuestras vidas. Hubo una producción que se llamó Edipo, hombre de exceso y entre los que participaba estaba Mariano Tiribelli. Cuando terminó esa temporada Mariano planteó que se iba a estudiar cine a Buenos Aires y recuerdo que en el saludo final de esa última función sentí que se me rompía el corazón, pero al mismo tiempo era lindo despedir a un compañero que iniciaba un proyecto cumpliendo el sueño de toda su vida. Eso fue en el 2001, después nos mudamos a Rawson, había que arremangarse para trabajar, y una noche se abrió la puerta y apareció Mariano. Y me acordé de un poema de Platero y yo (el libro de Juan Ramón Jiménez), cuando Platero aparecía en una ventana mágicamente, con la luna detrás. Mariano dijo que se había dado cuenta de que su lugar estaba en El galpón», continúa.
“Reinstalamos la sala, durante el día éramos una multitud haciendo cosas, pero a la noche nosotros seguíamos. En ese momento surgió la convocatoria para ir a México con la obra Quién traerá el alba, y teníamos que llevar una ponencia que escribimos los dos, desvelados por las noches. Hoy, cuando la releemos, nos damos cuenta de que hablábamos de nuestro amor y aunque no pasaba nada todavía, era una gran metáfora. Volvimos de ese ya como pareja y seguimos construyendo el teatro que también es nuestra casa porque, aunque no dormimos ahí, nuestra vida está en la sala y allí es el convite a los amigos, hospedamos a los artistas. Para resumirlo, la obra que nos fue entramando fue Edipo, hombre de exceso y la que nos terminó de enamorar fue Quién traerá el alba”, dice y le brillan los ojos.
La frutilla de la torta y el regalo de sus 29 años es el Premio a la Innovación escénica que recibieron hace poco por Quién traerá el alba, obra con la que volvieron después de la pandemia y que Mariano Tiribelli reversionó con una dramaturgia audiovisual que hizo que la obra tomara una estética inmersiva, toda una novedad en Mar del Plata.
De lunes a lunes
La cartelera del espacio es muy rica y reúne comedia, absurdo, drama, teatro experimental y circense (www.galponartes.com). Los lunes a las 21.30 son para el humor absurdo Mundo Maslíah: Todo Mal, con la dirección de Oscar Miño junto al elenco integrado por Marcelo Goñi, Axel Otarola, Alita Nuñez y Dana Muleri. Los martes de enero y febrero, están Los cinco grandes del mal humor, la última obra de Guillermo Yanicola con dirección de Natalia Prous y las interpretaciones de Sol Fa, Gena Balduzzi, Alejandra Grollino, Roberto de Large y Lucila Iriarte. Los miércoles es el turno de Cambiá esa cara, un drama cómico de Natalia Kramer. Los jueves sube a escena la última propuesta del grupo La Musa Híbrida con Insomnia, de Alejandra Pizarnik. Los viernes vuelve El Naides, con Nacho Rey, ganador del premio Estrella de Mar a Mejor Actor Marplatense, dirigido por Javier Lester. Y los sábados y domingos hay diferentes propuestas teatrales. Además, hay obras para infancias.
Paso a paso, El galpón de las artes fue creciendo y tejiendo redes con otros teatros de América Latina y de España “Nos seleccionaron para un festival internacional y viajamos a México con nuestra obra Quién traerá el alba. Les propusimos formar una red de intercambio unidos a La vorágine de Tucumán con quienes ya trabajábamos y así nació la red Cruzando fronteras. En el 2004, Tato Pavlovsky fue nuestro primer invitado, y llegó para dar una charla y una función de Variaciones Meyerhold. Después vinieron figuras como Arístides Vargas de Mala Yerba de Ecuador, César Brié del teatro de Los Andes en Bolivia, artistas del Trasto teatro de Málaga, El teatrito de Yucatán, Tareco de México, todos con muchos años de trayectoria. Hay una poética latinoamericana que nos interesa mucho y de la que aprendemos siempre. Hoy estamos consolidadas en la ciudad y en este corredor iberoamericano que es un ida y vuelta. Y soñamos con una presencia de la sala a nivel nacional y también muchas con la experiencia del Di Tella, por la extensión y la innovación de las artes. Soñábamos con que El galpón de las artes pudiera ser no solo un lugar de exhibición y de formación teatral sino de producción. Y este año tuvimos siete grupos produciendo en la sala y esta temporada tenemos una cartelera toda producida en el espacio por diferentes grupos independientes, con distintas estéticas, mucha innovación del lenguaje teatral. Se convirtió en una sala de creación, tenemos todo el equipamiento, el equipo técnico y todas las condiciones para una producción digna. En el 2024 tuvimos más de 1000 horas de ensayo y de producción y más de 100 funciones”, cuenta emocionada Balinotti.
El galpón de las artes no tiene un precio fijo por la entrada a un espectáculo. “No hay una barrera de boletería. Siempre trabajamos por cooperación solidaria. No es un sistema que se reduce sólo al valor de entrada, sino que es el sustento ético del proyecto. Todo es por cooperación solidaria”.
La historia de amor de Claudia y MarianoSe conocen desde siempre porque ella era amiga de la mamá de él, y estudiaron Psicología juntas. Pero por un tiempo sus caminos fueron en direcciones diferentes hasta que se reencontraron en un taller de teatro, en la primera sede, en Jujuy y Rivadavia.
“Siempre está mezclado el teatro en nuestras vidas. Hubo una producción que se llamó Edipo, hombre de exceso y entre los que participaba estaba Mariano Tiribelli. Cuando terminó esa temporada Mariano planteó que se iba a estudiar cine a Buenos Aires y recuerdo que en el saludo final de esa última función sentí que se me rompía el corazón, pero al mismo tiempo era lindo despedir a un compañero que iniciaba un proyecto cumpliendo el sueño de toda su vida. Eso fue en el 2001, después nos mudamos a Rawson, había que arremangarse para trabajar, y una noche se abrió la puerta y apareció Mariano. Y me acordé de un poema de Platero y yo (el libro de Juan Ramón Jiménez), cuando Platero aparecía en una ventana mágicamente, con la luna detrás. Mariano dijo que se había dado cuenta de que su lugar estaba en El galpón», continúa.
“Reinstalamos la sala, durante el día éramos una multitud haciendo cosas, pero a la noche nosotros seguíamos. En ese momento surgió la convocatoria para ir a México con la obra Quién traerá el alba, y teníamos que llevar una ponencia que escribimos los dos, desvelados por las noches. Hoy, cuando la releemos, nos damos cuenta de que hablábamos de nuestro amor y aunque no pasaba nada todavía, era una gran metáfora. Volvimos de ese ya como pareja y seguimos construyendo el teatro que también es nuestra casa porque, aunque no dormimos ahí, nuestra vida está en la sala y allí es el convite a los amigos, hospedamos a los artistas. Para resumirlo, la obra que nos fue entramando fue Edipo, hombre de exceso y la que nos terminó de enamorar fue Quién traerá el alba”, dice y le brillan los ojos.
La frutilla de la torta y el regalo de sus 29 años es el Premio a la Innovación escénica que recibieron hace poco por Quién traerá el alba, obra con la que volvieron después de la pandemia y que Mariano Tiribelli reversionó con una dramaturgia audiovisual que hizo que la obra tomara una estética inmersiva, toda una novedad en Mar del Plata.
De lunes a lunes
La cartelera del espacio es muy rica y reúne comedia, absurdo, drama, teatro experimental y circense (www.galponartes.com). Los lunes a las 21.30 son para el humor absurdo Mundo Maslíah: Todo Mal, con la dirección de Oscar Miño junto al elenco integrado por Marcelo Goñi, Axel Otarola, Alita Nuñez y Dana Muleri. Los martes de enero y febrero, están Los cinco grandes del mal humor, la última obra de Guillermo Yanicola con dirección de Natalia Prous y las interpretaciones de Sol Fa, Gena Balduzzi, Alejandra Grollino, Roberto de Large y Lucila Iriarte. Los miércoles es el turno de Cambiá esa cara, un drama cómico de Natalia Kramer. Los jueves sube a escena la última propuesta del grupo La Musa Híbrida con Insomnia, de Alejandra Pizarnik. Los viernes vuelve El Naides, con Nacho Rey, ganador del premio Estrella de Mar a Mejor Actor Marplatense, dirigido por Javier Lester. Y los sábados y domingos hay diferentes propuestas teatrales. Además, hay obras para infancias.
Se conocen desde siempre porque ella era amiga de la mamá de él, y estudiaron Psicología juntas. Pero por un tiempo sus caminos fueron en direcciones diferentes hasta que se reencontraron en un taller de teatro, en la primera sede, en Jujuy y Rivadavia.
“Siempre está mezclado el teatro en nuestras vidas. Hubo una producción que se llamó Edipo, hombre de exceso y entre los que participaba estaba Mariano Tiribelli. Cuando terminó esa temporada Mariano planteó que se iba a estudiar cine a Buenos Aires y recuerdo que en el saludo final de esa última función sentí que se me rompía el corazón, pero al mismo tiempo era lindo despedir a un compañero que iniciaba un proyecto cumpliendo el sueño de toda su vida. Eso fue en el 2001, después nos mudamos a Rawson, había que arremangarse para trabajar, y una noche se abrió la puerta y apareció Mariano. Y me acordé de un poema de Platero y yo (el libro de Juan Ramón Jiménez), cuando Platero aparecía en una ventana mágicamente, con la luna detrás. Mariano dijo que se había dado cuenta de que su lugar estaba en El galpón», continúa.
“Reinstalamos la sala, durante el día éramos una multitud haciendo cosas, pero a la noche nosotros seguíamos. En ese momento surgió la convocatoria para ir a México con la obra Quién traerá el alba, y teníamos que llevar una ponencia que escribimos los dos, desvelados por las noches. Hoy, cuando la releemos, nos damos cuenta de que hablábamos de nuestro amor y aunque no pasaba nada todavía, era una gran metáfora. Volvimos de ese ya como pareja y seguimos construyendo el teatro que también es nuestra casa porque, aunque no dormimos ahí, nuestra vida está en la sala y allí es el convite a los amigos, hospedamos a los artistas. Para resumirlo, la obra que nos fue entramando fue Edipo, hombre de exceso y la que nos terminó de enamorar fue Quién traerá el alba”, dice y le brillan los ojos.
La frutilla de la torta y el regalo de sus 29 años es el Premio a la Innovación escénica que recibieron hace poco por Quién traerá el alba, obra con la que volvieron después de la pandemia y que Mariano Tiribelli reversionó con una dramaturgia audiovisual que hizo que la obra tomara una estética inmersiva, toda una novedad en Mar del Plata.
De lunes a lunes
La cartelera del espacio es muy rica y reúne comedia, absurdo, drama, teatro experimental y circense (www.galponartes.com). Los lunes a las 21.30 son para el humor absurdo Mundo Maslíah: Todo Mal, con la dirección de Oscar Miño junto al elenco integrado por Marcelo Goñi, Axel Otarola, Alita Nuñez y Dana Muleri. Los martes de enero y febrero, están Los cinco grandes del mal humor, la última obra de Guillermo Yanicola con dirección de Natalia Prous y las interpretaciones de Sol Fa, Gena Balduzzi, Alejandra Grollino, Roberto de Large y Lucila Iriarte. Los miércoles es el turno de Cambiá esa cara, un drama cómico de Natalia Kramer. Los jueves sube a escena la última propuesta del grupo La Musa Híbrida con Insomnia, de Alejandra Pizarnik. Los viernes vuelve El Naides, con Nacho Rey, ganador del premio Estrella de Mar a Mejor Actor Marplatense, dirigido por Javier Lester. Y los sábados y domingos hay diferentes propuestas teatrales. Además, hay obras para infancias.