Cuatro clásicos de la música que esconden una historia de amor real detrás

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“El amor es el único refugio de nuestra vida”, dijo alguna vez Luis Alberto Spinetta. Pero el argentino no fue la única figura de la música que definió aquel concepto universal que, cuando llega, domina una gran cantidad de emociones. A lo largo de la historia, fueron muchos quienes plasmaron en sus canciones parte de su vida sentimental, se expusieron y hasta dejaron en evidencia sus vulnerabilidades.

Pero la música es un poco eso. Es el arte que no solo combina sonidos instrumentales y vocales, sino que revela sensaciones, verdades y experiencias. Escuchar una canción nos transporta, nos hace volver en el tiempo y nos ayuda a sanar. ¿Quién no lloró con un tema que le recordaba a ese alguien especial? ¿Quién no rememoró un encuentro inolvidable bajo el murmullo de un clásico? O, simplemente, ¿quién no dedicó alguna vez una canción de amor?

En cualquier playlist de temas favoritos, en los guilty pleasure de la música, esos que no admitimos que amamos, o en el bar al que vamos con amigos suenan canciones que conocemos, verdaderos clásicos de amor; sin embargo, muy pocas veces sabemos cuál es la historia detrás de ellos. Artistas como John Lennon, Bob Dylan o Eric Clapton vivieron sus emociones tan intensamente que, gracias a eso, nos regalaron verdaderas obras maestras.

La historia detrás de Maybe I’m Amazed de Paul McCartney

En 1970, en medio de un sinfín de rumores que aseguraban el final de The Beatles, quienes trataban de ocultar la noticia hasta el lanzamiento de su duodécimo álbum de estudio, Let it Be, Paul McCartney decidió adelantarse y lanzar su primer disco como solista. Entre sus 13 canciones se encontraba “Maybe I’m Amazed”, la cual, rápidamente, tuvo la aceptación del público y se convirtió en una de las mejores canciones de amor de la historia.

Paul McCartney – Maybe I’m Amazed

Aquella composición del artista británico fue una de las cinco que le escribió a su primera esposa, Linda McCartney. Sin embargo, logró destacarse por sobre las otras y se volvió una de las más especiales para la historia de la música. En sus palabras y acordes se esconde el difícil momento que atravesó el Beatle por la ruptura de la banda y lo que significó para él contar con la ayuda y el apoyo de su mujer en lo que se volvió un nuevo comienzo.

Fue Linda quien sacó a Paul de la depresión y lo incentivó a plasmar sus sentimientos en su música solista. “Maybe I’m a man, and maybe you’re the only woman who could ever help me. Baby, won’t you help me to understand? (Tal vez soy un hombre, y tal vez vos sos la única mujer que podría ayudarme. Bebé, ¿no me ayudarías a entender?)”, reza en su estribillo, mientras que en otra parte le canta: “Maybe I’m Amazed at the way you help me sing muy song. Right me when i’m wrong. And maybe I’m amazed at the way I really need you (Tal vez me sorprende la forma en que me ayudas a cantar mi canción. Corrígeme si me equivoco. Y tal vez estoy sorprendido de la forma en que realmente te necesito)”.

Después de hacer una grabación casera en su mansión ubicada en el número 7 de Cavendish Avenue, St. John’s Wood, en Londres, Paul McCartney se dirigió al estudio 2 de Abbey Road e inmortalizó para siempre la canción por la que, según admitió alguna vez, desearía ser recordado: una oda a la mujer de su vida, quien lo acompañó y sacó de su momento más oscuro.

La historia detrás de Layla de Eric Clapton

No hay dudas de que “Layla” es una de las canciones más conocidas del extenso repertorio que le regalo al mundo Eric Clapton. Pero esta composición esconde detrás una de las historias más disparatadas del universo de la música: un triángulo amoroso que también tiene como protagonistas a George Harrison y Pattie Boyd.

Fue en 1970 cuando Eric Clapton formó la banda de blus Derek and the Dominos y lanzó una de sus obras maestras, el álbum “Layla and Other Assorted Love Songs”. En su repertorio de 14 canciones de amor, que evidenciaban el gran talento del músico, se encuentra “Layla”, la cual está inspirada en un amor prohibido.

En 1964, Clapton, que demostraba su destreza como uno de los mejores guitarristas de la época con su banda The Yardbirds, forjó una gran amistad con George Harrison, que ya era dueño de una fama mundial gracias a The Beatles. Ese mismo año, su amigo conoció a la modelo Pattie Boyd durante el rodaje de la película A Hard Day’s Night, de quien había quedado perdidamente enamorado.

Al poco tiempo comenzaron una relación y el 21 de enero de 1966 se casaron para sellar su amor. El matrimonio compartió mucho tiempo con quien pasó a ser un amigo de la familia, el cual bastó para que Eric Clapton caiga silenciosamente bajo los encantos de Boyd. Era tal la admiración y el amor que sentía por la mujer de Harrison, que hasta salió con Paula, la hermana de la modelo, un poco para tratar de engañar o sustituir sus sentimientos, pero también, según se rumoreó, para darle celos.

Un día, Eric se presentó en la puerta de la casa de Pattie y George con una bolsa de heroína en la mano, le declaró su amor y aseguró que de ser rechazado prefería una sobredosis. Aquella declaración un tanto desesperada no bastó, así como tampoco la composición de “Layla”, obra que el músico basó en “La historia de Layla y Majnun”, un relato árabe del siglo XII sobre un hombre al que su amor imposible lo llevó a la locura.

Let’s make the best of the situation before I finally go insane. Please don’t say we’ll never find a way and tell me all my love’s in vain (Hagamos lo mejor de la situación antes de que definitivamente me vuelva loco. Por favor no digas que nunca encontraremos un camino y que todo mi amor es en vano)”, suplica Eric Clapton en la canción que le hizo escuchar a su amada en un encuentro secreto.

George Harrison, Pattie Boyd y Eric Clapton

Por aquel entonces, Boyd apostó por el amor que tenía con Harrison, lo que llevó a Eric a caer en una profunda depresión y en una fuerte adicción a la Heroína. Sin embargo, la historia no estaba del todo escrita.

Tiempo después, la relación supuestamente idílica entre George y Pattie comenzó a deteriorarse; la adicción del beatle a la cocaína y sus constantes amoríos fueron determinante para ponerle final a su matrimonio en 1974. Pero el divorcio tardó un poco más en llegar. Fue en 1977 cuando, tras poner la firma, la modelo llegó a los brazos de quien nunca la había olvidado.

A pesar de aislarse, de cambiar su adicción a la heroína por la cocaína y el alcohol, y su creciente fama, Eric Clapton estaba listo para empezar una historia de amor con la mujer a la que le había dedicado uno de sus mayores éxitos. A las pocas semanas del divorcio comenzaron una relación que los llevó a pasar por el altar en 1979, con George Harrison como testigo de la unión. Desde entonces, la toxicidad y el alcohol se volvieron protagonistas de su historia que duró una década.

Aquella relación terminó en 1989, cuando Pattie se cansó de las infidelidades de su marido y entendió que “Eric solo quería lo que tenía George”, una frase con la que dejó en evidencia que nunca fue feliz en ese matrimonio.

La historia detrás de Sara de Bob Dylan

A lo largo de su historia, Bob Dylan se enamoró muchas veces. Pero si hay una mujer a la que tuviera que elegir como el gran amor de su vida, sin lugar a dudas, sería Sara Lownds. Juntos compartieron 12 años y trajeron al mundo a cuatro hijos, Jesse, Anna, Sam y Jakob. Además, el músico adoptó a María, la hija que la modelo tuvo con su primer marido.

Fue en la época en la que el artista ya estaba consolidado como un símbolo de la escena folk cuando conoció, en 1965, a Sara, la mujer con la que viviría los años más estables de su historia y, por qué no, los más felices. Fue a ella a la que le dedicó canciones de todo tipo: amor, desamor, perdón y melancolía, entre las que se encuentran “Sad-Eyed Lady Of The Lowlands”, su composición más larga, y “Sara”.

Sin lugar a dudas, esta última es una verdadera oda al amor, un viaje por el tiempo de una relación que compila la intimidad, la suplica, la nostalgia y los sentimientos de un hombre profundamente enamorado.

Con frases como “So easy to look at, so hard to define (Tan fácil de mirar, tan difícil de definir)”; “Radiant jewel, a mystical wife (Joya radiante, esposa mística)”; “Lovin’ you is the one thing I′ll never regret (Amarte es lo único de lo que nunca me arrepentiré)” y “Sara, wherever we travel, we′re never apart (Sara, donde quiera que vayamos nunca estamos separados)”, Dylan deja en evidencia un reflejo profundo de su corazón mientras hace un recorrido por algunos de sus recuerdos familiares y sus mayores temores ante la posibilidad de que todo se desmorone.

La historia detrás de You Are Here de John Lennon

El extenso repertorio que nos regaló John Lennon cuenta con “You Are Here”, una obra de arte que, según describió John Blaney, el biógrafo de The Beatles, fue escrita para Yoko Ono, el gran amor de su vida. Como dijo el autor, la canción habla sobre dos temas trascendentales en la relación del músico y la artista plástica: la paz y el amor.

John Lennon – You Are Here

No hay dudas de que las mujeres, desde su madre hasta su última pareja, marcaron tanto la personalidad como la composición de Lennon a lo largo de su vida. Y aunque Yoko se ganó el desprecio de una gran parte de los seguidores del beatle y de la banda que lo llevó a la fama, gracias a ella nos quedan algunos emblemas de la historia de su música.

El comienzo de “You are Here” rápidamente revela su inspiración, mientras que en el segundo verso, con una composición sencilla y poética, deja en evidencia sus sentimientos: “Love has opened up my eyes. Love has blown right through. Wherever you are, you are here (El amor ha abierto mis ojos. El amor ha volado. Donde sea que estés, estás aquí)”.

De cierta manera, Lennon se encarga de demostrar, una vez más, que el amor es un sentimiento simple, pero que su comprensión puede volverse compleja.

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