Una guacamaya azul y amarilla, perteneciente a la especie Ara ararauna, fue rescatada en el departamento de Antioquia tras haber pasado 15 años en cautiverio, lo que le ocasionó un severo deterioro en su salud física y mental. Según informó la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare), el ave presentó un cuadro crítico de estrés crónico que derivó en un comportamiento autodestructivo conocido como síndrome de picaje, el cual la llevó a arrancarse su propio plumaje.
De acuerdo con Cornare, la guacamaya fue mantenida como mascota de manera ilegal en un hogar, lo que contraviene las leyes colombianas que prohíben la tenencia de especies silvestres. Las imágenes compartidas por la entidad muestran el estado deplorable del ave, con grandes áreas de su cuerpo sin plumas. Este daño es resultado de las condiciones inadecuadas en las que vivió durante más de una década, lo que afectó su bienestar y su capacidad para desarrollarse de manera natural.
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El síndrome de picaje, como el que padece esta guacamaya, es un trastorno común en aves que han sido sometidas a largos periodos de estrés y confinamiento. Según explicó la autoridad ambiental, este comportamiento autodestructivo es una respuesta al entorno hostil y a la falta de estímulos propios de su hábitat natural. Las aves silvestres, como las guacamayas y los loros, desempeñan un papel crucial en los ecosistemas, ya que contribuyen a la dispersión de semillas, un proceso esencial para la regeneración de los bosques. Sin embargo, el cautiverio les impide cumplir con esta función biológica, además de causarles un daño físico y psicológico irreparable.
Cornare destacó que casos como este no son aislados. Decenas de aves exóticas llegan cada año al Centro de Fauna Silvestre de la entidad con lesiones similares en su plumaje, resultado de las condiciones precarias en las que son mantenidos. La rehabilitación de estos animales es un proceso largo y complejo, que en muchos casos no garantiza su reintegración al medio natural debido al daño irreversible que sufren.
Autoridades recuperaron 16 animales silvestres en operativo contra tráfico ilegal en Pereira
En otro caso relacionado con la protección de fauna silvestre, la Policía Metropolitana de Pereira, en colaboración con la comunidad local, llevó a cabo un operativo que resultó en el rescate de 16 animales. Entre las especies recuperadas se encontraban zarigüeyas, iguanas, tortugas, serpientes y loros, que habían sido mantenidos en condiciones inadecuadas en sectores como Galicia, Cerritos y barrios urbanos de Pereira, Dosquebradas y La Virginia.
Gracias a las denuncias ciudadanas, las autoridades pudieron intervenir de manera oportuna para garantizar el bienestar de los animales. Las especies rescatadas fueron entregadas a las autoridades ambientales competentes para su evaluación y posterior reubicación en su hábitat natural.
Tanto Cornare como la Policía Metropolitana de Pereira enfatizaron la relevancia de la participación ciudadana en la lucha contra el tráfico de fauna silvestre. Las denuncias permiten a las autoridades actuar con rapidez y proteger a los animales de situaciones de maltrato o explotación. Cornare habilitó canales específicos para reportar casos de tenencia ilegal, como la línea telefónica 3217811388 y el correo [email protected], mientras que la Policía invita a la ciudadanía a utilizar la línea de emergencia 123 para reportar cualquier irregularidad.
Las autoridades recalcaron que la protección de la fauna silvestre es una responsabilidad compartida que requiere el compromiso de toda la sociedad. Además, recordaron que las especies silvestres no son mascotas y que mantenerlas en cautiverio no solo es perjudicial para los animales, sino que también constituye un delito grave.
Tráfico ilegal de fauna silvestre en Colombia
El tráfico de fauna silvestre es una problemática persistente en el país, donde especies como loros, guacamayas, iguanas y tortugas son extraídas de su hábitat natural para ser vendidas como mascotas. Según Cornare, estas prácticas no solo afectan la biodiversidad del país, sino que constituyen un delito. El Código Penal Colombiano establece penas de prisión de entre 48 y 108 meses, además de multas de hasta 35.000 salarios mínimos legales mensuales vigentes, para quienes participen en actividades relacionadas con la explotación, transporte o comercialización de especies silvestres.
La legislación también contempla un aumento de las penas en casos donde las especies afectadas estén catalogadas como amenazadas, en peligro de extinción, migratorias, raras o endémicas. Este marco legal busca disuadir el tráfico ilegal y proteger la rica biodiversidad del país, que es una de las más diversas del mundo.