¿Adiós Nueva York?: el inminente peligro que enfrenta La Gran Manzana y corre como un reloj desde el mar

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El futuro de Nueva York podría estar en juego por un enemigo silencioso que avanza desde el océano. En medio de una creciente preocupación por el cambio climático, investigadores encendieron una alarma sobre el impacto que el calentamiento global podría tener sobre las poblaciones de algas marinas. Si bien estos vegetales acuáticos fueron vistos como aliados, su supervivencia también está amenazada, y eso podría desencadenar efectos devastadores en la Gran Manzana y en muchas otras zonas costeras.

La amenaza contra Nueva York: el colapso de los bosques de kelp

Según un reciente estudio publicado en el Journal of Applied Phycology y desarrollado por especialistas del Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI), el alza de las temperaturas marinas pone en riesgo a las poblaciones de kelp, algas gigantes que desempeñan un rol crucial en el equilibrio ecológico y la protección de las costas. En particular, la especie Saccharina latissima, también conocida como kelp de azúcar, se enfrenta a una amenaza sin precedentes.

Para 2100, el Golfo de Maine podría superar los 20 °C en verano, lo que hará inviables los actuales cultivos de algas sin adaptación genética

El calentamiento del mar no solo deteriora los bosques submarinos naturales, sino que también compromete la industria de la acuicultura, cada vez más necesaria para suplir la demanda de productos derivados de las algas:

  • Desde 1990, la producción global de algas ha aumentado más de siete veces, impulsada por su uso en alimentos, cosméticos, fertilizantes y hasta en bioenergía, de acuerdo con datos de la FAO.
  • A gran escala, los cultivos de kelp podrían capturar cerca de un décimo de gigatonelada de dióxido de carbono por año si se trasladaran al océano profundo, según estimaciones del NASEM 2022.

Los científicos advirtieron que, si la actual tendencia de aumento de temperaturas persiste, el kelp podría enfrentar una contracción dramática de su rango de distribución. En el noreste del Atlántico, por ejemplo, detectaron una retracción del 6% en los bosques de Saccharina latissima y hasta un 45% en otras algas marrones de clima frío en los últimos treinta años.

Un mar cada vez más cálido: el caso alarmante del Golfo de Maine

El Golfo de Maine se convirtió en una de las regiones donde el calentamiento del océano se manifestó con mayor rapidez. Proyecciones citadas señalan que la temperatura de la superficie del agua en esa área podría aumentar de manera pronunciada para el año 2100.

Nueva York en la mira: la retracción de los bosques de kelp dejaría al estado más expuesto a tormentas, con un 30% menos de protección contra la erosión costera.

Este ascenso térmico tendría consecuencias directas en la acuicultura de kelp:

  • El período de cultivo sería más corto, ya que los agricultores tendrían que sembrar las algas más tarde en otoño y cosecharlas antes en primavera, lo que reduciría los rendimientos.
  • Se vería restringida la zona geográfica apta para el cultivo, dado que el kelp solo prospera en aguas frías.
  • Se registraría un incremento de bioincrustaciones y de alteraciones en el crecimiento, también influenciadas por otros factores como la salinidad, la profundidad y la cantidad de luz solar.

De continuar este proceso, zonas como Nueva York, cuyo ecosistema marino y defensa natural contra tormentas dependen en parte de estos bosques submarinos, quedarían gravemente expuestas.

El valor de las algas para las ciudades costeras como Nueva York: protección contra tormentas

Más allá de su rol comercial, los bosques de kelp funcionan como un muro de contención natural contra la erosión y las tormentas. Disminuyen la fuerza de las olas, protegen la biodiversidad y contribuyen a la captura de carbono.

Sin embargo, algunos estudios citados por la investigación demostraron que la distribución de estos ecosistemas se desplaza hacia latitudes más frías a medida que el océano se calienta, lo cual deja expuestas a regiones como Nueva York.

La desaparición progresiva de los bosques de kelp traería consecuencias graves:

  • Mayor vulnerabilidad frente a huracanes y tormentas.
  • Pérdida de biodiversidad marina esencial.
  • Reducción de la capacidad de mitigación del cambio climático.

La producción global de algas se multiplicó por 7 desde 1990, pero el aumento de temperaturas podría reducir drásticamente las zonas cultivables

La respuesta de la ciencia: buscar kelp capaz de resistir el calor

Ante este escenario alarmante, los expertos del WHOI decidieron actuar. En su estudio, desarrollaron un innovador método para identificar las cepas de kelp que podrían soportar mejor las temperaturas elevadas.

A través de pruebas de estrés térmico aplicadas en la etapa temprana de vida de las algas, los investigadores sometieron a 93 genotipos distintos a temperaturas de 53 °F (12 °C), que corresponde a los valores actuales, y a 75 °F (24 °C), que se proyecta para el futuro en el Golfo de Maine().

Los resultados revelaron un amplio rango de tolerancia:

  • Algunos gametofitos solo lograron mantener un 4% de su eficiencia fotosintética tras la exposición al calor.
  • Otros, en cambio, conservaron hasta el 100% de su capacidad.

Esta investigación, como remarcó el equipo del WHOI, representa un avance crucial: “Podemos identificar gametofitos tolerantes al calor que, al ser cruzados, producen descendencia capaz de crecer mejor en condiciones de estrés térmico”.

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