Un legendario campeón mundial de boxeo confesó que le ofrecieron una fortuna por perder: “Ahí me prendieron fuego”

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Fue campeón mundial mosca y supermosca

Lo primero que se me cruzó por la cabeza fueron mis hijos. Cómo iba a pararme el día de mañana frente a ellos para decirles lo que está bien y lo que está mal”. Con esta reflexión, Omar Narváez expuso una de las encrucijadas más delicadas de su carrera: la tentación de aceptar una oferta para perder deliberadamente un combate a cambio de una suma considerable. El excampeón mundial argentino, figura central del boxeo nacional, relató en una entrevista reciente cómo rechazó la mayor bolsa de su vida para preservar su integridad y su legado deportivo.

La revelación del Huracán, campeón mundial mosca y supermosca, arroja luz sobre las presiones y dilemas éticos que enfrentan los deportistas de élite. A pesar de no haber cultivado una imagen comercial tan potente, Narváez, de 49 años, se consolidó como uno de los mejores boxeadores de la historia argentina. Su récord lo respalda: permaneció invicto durante 37 peleas y ostentó títulos mundiales entre 2002 y 2014. Durante ese período, realizó 28 defensas exitosas de sus cinturones, superando marcas de leyendas como Pascual Pérez, Santos Laciar y el propio Monzón.

El episodio que marcó un antes y un después en la carrera de Narváez ocurrió en 2007, cuando viajó a Francia para defender su título mundial de peso mosca de la OMB ante Brahim Asloum, campeón olímpico y retador número uno. Según relató en diálogo con Silvana Carsetti en BDP Stream, a una semana del combate, representantes del entorno de Asloum le propusieron perder a cambio de una suma “muy tentadora”. “Ya había un contrato sobre la mesa en el que me ofrecían perder, con una bolsa muy tentadora. Y perdiendo me aseguraban que iban a pasar dos o tres peleas y me volvían a dar la posibilidad de pelear contra el campeón”, detalló el excampeón.

La presión no era solo económica. Narváez describió el ambiente intimidante de la reunión, celebrada en un hotel lujoso, donde la presencia de guardaespaldas corpulentos acentuaba la tensión. “Yo ya pensaba ‘por qué estoy acá’. Y pensé ‘tengo que ser inteligente, los guapos mueren rápido’”, recordó. La propuesta, lejos de seducirlo, encendió su determinación: “Cuando me hablaron así dije ‘ahora menos me va a ganar’. Ahí me prendieron el fuego”.

El desenlace de aquel combate en Le Cannet, el 10 de marzo de 2007, fue contundente. El chubutense defendió su título con autoridad y se impuso por decisión unánime, con tarjetas de 118-109, 117-110 y 116-111. La victoria no solo reforzó su estatus como campeón, sino que también evidenció su negativa a ceder ante la corrupción. “Si yo me hubiera guiado por la plata hubiese aceptado y seguramente hubiese ganado mucho más que en cualquier defensa. Pero me dije ‘yo no nací para esto’”, explicó. La integridad personal y el ejemplo para sus hijos pesaron más que cualquier incentivo económico.

A lo largo de su carrera, Narváez se mantuvo crítico respecto a los negocios opacos que rodean al boxeo profesional. Nunca recibió bolsas millonarias, pero sí enfrentó tentaciones que pusieron a prueba sus principios. Sus únicas dos derrotas oficiales ocurrieron ante rivales de talla mundial: Nonito Donaire, en peso gallo y sin exponer sus títulos, y Naoya Inoue, quien lo noqueó en 2014 y hoy es considerado el mejor boxeador libra por libra del planeta. El retiro profesional de Narváez llegó el 3 de febrero de 2018, tras vencer por decisión unánime al venezolano Jesús Vargas en Puerto Madryn. En total, disputó 52 peleas oficiales, con 48 victorias, dos empates y solo dos derrotas.

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