El rediseño del Gobierno, en el centro de la escena: incertidumbre electoral y expectativa por el día después

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La foto de Javier Milei, Karina Milei y Santiago Caputo

No importa el resultado electoral: en el seno de La Libertad Avanza y en buena parte del sistema político ya se descuenta que Javier Milei introducirá cambios de gabinete y posibles modificaciones en su desgastado sistema de toma de decisiones a partir del lunes 27. El propio presidente confirmó anoche, en una entrevista con LN+, que meterá mano en el staff de ministros, más allá de las salidas obligadas de los funcionarios candidatos, y deslizó que su asesor estrella, el consultor Santiago Caputo, podría “tener un rol central” en el inicio del segundo tramo de la gestión, en lo que puertas adentro arriesgan como una especie de relanzamiento de la administración, atravesada por una seria crisis política.

“No se adelantan los nombres ni los cambios”, se justificó Milei sin mayores precisiones.

El rediseño del gobierno libertario concentra la mayor atención del oficialismo y de sus aliados, del establishment y de buena parte del sistema político, y el proceso empezó a acelerarse desde que la administración de Donald Trump pusiera sobre la mesa, como moneda de cambio del rescate al programa económico, la necesidad de construir acuerdos de gobernabilidad post electorales para la agenda de reformas que prevé desplegar Milei a partir del 10 de diciembre.

Colapsada la línea de mando del gobierno, en el círculo rojo político y empresario sobrevuela una incógnita: el nivel de modificaciones que Milei está dispuesto a autorizar en la estructura jerárquica y en el funcionamiento de la gestión. Es decir: si aplicará bisturí o motosierra a partir del lunes 27. Y más aún: si el presidente prevé impulsar un sistema de toma de decisiones más lógico y racional que el actual.

El enigma adquirió en las últimas semanas mayor relevancia porque la aparente decisión del presidente de rediseñar su gabinete lo encuentra en medio de una disputa cada vez más feroz en el interior de su administración, que se tornó invivible. “No se sabe con quién hay que hablar en Casa Rosada”, explicó un alto funcionario. La pelea en el seno del triángulo de hierro contaminó toda la gestión, y exhibió la imposibilidad de esos sectores de pactar una tregua, aún cuando la gravedad de la crisis llevó al gobierno al borde del abismo hasta que intervino el Tesoro americano. “Estaba viniendo el tsunami y se estaban peleando por las reposeras en la playa”, graficó un operador del PRO que ocupa un rol central en las conversaciones con LLA.

En esas conversaciones, Santiago Caputo tiene un papel protagónico. En buena medida, porque el consultor decidió en las últimas semanas pasar a la ofensiva y ejercer una presión extrema para que el gobierno de un golpe de timón tras las elecciones del domingo 26. El asesor se ocupó en que trascienda que intervino directamente en el Congreso para que el proyecto de modificación del régimen de DNU sea devuelto al Senado en la sesión de Diputados de la semana pasada, y que realizó gestiones extraoficiales en las negociaciones con la administración norteamericana, entre Washington y Buenos Aires. Por algo viajó a la capital de Estados Unidos por fuera de la comitiva oficial.

Javier Milei y Mauricio Macri (Prensa Senado)

El consultor incluso dejó trascender el encuentro que la semana mantuvo en un departamento de Puerto Madero con Cristian Ritondo, Miguel Ángel Pichetto y Rodrigo de Loredo junto al lobista republicano Barry Bennett y otros colaboradores, en teoría para empezar a delinear posibles acuerdos de gobernabilidad en el Parlamento.

La ofensiva política de Caputo encierra un dilema: un posible “rol central” en el próximo gabinete, como aventuró ayer Milei, ¿cuenta con la aprobación de Karina Milei, que ya ha demostrado su capacidad de veto? La secretaria general ha sido, hasta ahora, intocable. Nada indica que eso vaya a cambiar. Hay menos certezas en el caso de algunos de sus colaboradores. Otra pregunta: ese eventual nuevo rol, ¿implica la salida o una reformulación de las tareas de Guillermo Francos? En Casa Rosada explicaron anoche que empezaban a aparecer indicios serios en torno a la posibilidad de que el consultor ocupe ese lugar. Los trascendidos cayeron pésimo en la Jefatura de Gabinete.

Fuentes oficiales deslizaron que, hasta ahora, el consultor no había querido levantar el perfil y que incluso había rechazado en más de una oportunidad un ofrecimiento del presidente para ocupar un puesto jerárquico. ¿Qué cambió para que en las últimas semanas se blanqueara además en redes sociales a través de una cuenta de X con su nombre? El propio asesor se encargó de ventilar a la luz del día las gestiones que antes realizaba desde las sombras.

Ayer, las versiones en el seno del gobierno fueron durante todo el día incesantes. A la tarde, las presiones para amplificar los acuerdos de gobernabilidad se incrementaron cuando Mauricio Macri definió hacer pública la posición que hace dos semanas le manifestó en privado a Milei en Olivos. En un extenso posteo en X, el expresidente pidió “construir una nueva mayoría”, la promulgación de la ley de presupuesto y una convocatoria “después del 26 al diálogo, con humildad y honestidad”. “Que acepte eventualmente una oposición constructiva que traerá propuestas desde cada rincón del país para realizar las reformas necesarios”, planteó el jefe del PRO.

Macri incrementó en los últimos meses su vinculación, por ejemplo, con algunos de los gobernadores de Provincias Unidas, un bloque que desde su fundación se convirtió en un polo de poder que empezó a ser mirado con interés por el círculo rojo. Esos gobernadores ya trabajan con un alto grado de sinergia en el Parlamento, lograron esconder notorias diferencias políticas, que existen y están a la vista, y proyectan la conformación de un interbloque en el Congreso a partir del 10 de diciembre con algo más de una veintena de legisladores en la Cámara baja, según el resultado electoral. ¿Podrían sumarse más gobernadores hacia fin de año? Es probable. Dependerá, en parte, del resultado de electoral.

RS Fotos

En el gobierno creen que algunos de esos gobernadores pueden transformarse en aliados legislativos a partir del año próximo, aunque esa relación debería tener, como eje central, una convivencia mucho más lógica y beneficios directos para las provincias. Es decir, una billetera mucho más generosa por parte de la Casa Rosada. “Hoy no hay incentivos para hacerlo”, aseguró un dirigente que trabaja en ese armado. En ese listado se inscriben dirigentes como Juan Schiaretti, que un esquema de alianzas más razonable debería tener otra relación con el oficialismo. El ex gobernador puede propinarle en dos domingos a LLA una derrota dura en Córdoba, un distrito clave. El cierre de alianzas en esa provincia dejó al gobierno en una situación de debilidad: se excluyó a Rodrigo de Loredo, que ahora podría sumarse al gabinete, y se eligió a un candidato desconocido, como Gonzalo Roca, por su sociedad con Gabriel Bornoroni.

El expresidente Macri se mantiene expectante. Desconfía. Quiere pruebas concretas. Apoya los trazos gruesos del proyecto libertario, pero se cansó del destrato. Primero quiere conocer el resultado de las elecciones. De la segunda visita a Olivos, de hace dos viernes, salió con algo más de optimismo que de la primera, que el propio Macri definió como “mala” frente a algunos interlocutores. Pero en el segundo encuentro, tomó nota de un dato que le llamó la atención: Karina Milei mantuvo un sugerente silencio durante buena parte de sus intervenciones.

Hasta ahora, la secretaria general mantuvo siempre una posición de rechazo a la posibilidad de incorporar cuadros técnicos del macrismo a la gestión, y se ocupó, hasta sellar el acuerdo electoral para estas elecciones en la capital, en avanzar contra el PRO en su casa matriz. Ese avance tuvo su broche de oro en las elecciones de mayo, cuando Manuel Adorni, que en principio asumiría su banca en la Legislatura hasta volver al gabinete en otro rol, derrotó a Silvia Lospennato. Esa derrota dejó secuelas no solo entre LLA y el PRO, sino dentro del macrismo, en particular en la relación entre Jorge Macri y su primo. Una disputa que alimentó en estos últimos tiempos las especulaciones en torno al interés del jefe de Gobierno en la postulación de Ricardo López Murphy.

Pero a la presión pública de Macri se sumó ayer un sorpresivo posteo de Santiago Caputo, que desde su cuenta oficial de X escribió: “Estamos de acuerdo, Presidente Macri”, y resaltó la necesidad de una “nueva mayoría reformista” en el Congreso para empujar “los cambios de fondo” que, subrayó, “lidera” Milei.

El secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, habla mientras él y el Representante de Comercio de EE.UU., Jamieson Greer, celebran una rueda de prensa al margen de las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial en Washington, D.C., EE.UU., 15 de octubre de 2025. REUTERS/Ken Cedeño

El consultor propicia una coalición parlamentaria. Es más: está decidido a impulsar a Ritondo como presidente de la Cámara baja en lugar de Martín Menem, blanco predilecto de Las Fuerzas del Cielo. Pero en Casa Rosada existen dudas acerca de hasta qué punto el asesor, en un hipotético “rol central”, como deslizó ayer el presidente, abonaría a una apertura mayor en el gabinete, en segundas y terceras líneas, para dirigentes vinculados con Macri. Ayer, por ejemplo, sonó en el Ministerio de Economía el nombre de una dirigente con experiencia en gestión, muy vinculada con el expresidente, como un posible desembarco. Fue una sugerencia que le hicieron llegar al ministro Luis Caputo.

Distinto es el caso de dirigentes como Diego Santilli o Guillermo Montenegro, o el propio Ritondo, que, como suele resaltar un lúcido operador, hace tiempo que responden con mayor rapidez a las directivas de “Balcarce 50 que a las de Balcarce 412″, donde funciona la sede del PRO. En el caso del cabeza de lista en la provincia de Buenos Aires, arrastra cansancio de la labor legislativa. Ve con muy buenos ojos una convocatoria al gabinete. A Seguridad, por ejemplo, el sillón que deja vacante Patricia Bullrich próximamente. El intendente Diego Valenzuela, que hoy recibirá a Milei y a Santilli en Tres de Febrero, también aspira a sumarse al gabinete.

El futuro de Francos es, en ese sentido, una incógnita. También el de Lisandro Catalán. La permanencia del jefe de Gabinete es una variable que el macrismo sigue con especial atención porque en estos tiempos el funcionario se convirtió en uno de los principales interlocutores de Macri y de parte de su entorno con el gobierno. El sábado previo a la primera reunión del expresidente en Olivos, el jefe de ministros fue hasta la casa de Acassuso del jefe del PRO. Después tuvieron varias conversaciones telefónicas, más allá de los dos encuentros en Olivos junto a los hermanos Milei. Francos empezó a hablar además con otros colaboradores de Macri por temas de gestión. La salida del ministro coordinador y un eventual empoderamiento de Santiago Caputo no sería, a priori, la noticia más alentadora en términos de la reestructuración de la gestión para el expresidente.

El martes, por caso, desde Las Fuerzas del Cielo se criticó abiertamente a Macri, al que se lo mencionó como posible “embajador” en el mundo del gobierno en medio de la avanzada de ese sector contra el canciller Gerardo Werthein, cuya permanencia también entró en terreno desconocido. “Basta de viejos demócratas, de viejos que no ganaron las elecciones, que no representan la ideología del gobierno ni la del presidente”, vociferó Daniel Parisini, “El Gordo Dan”, desde su canal de streaming. Parisini responde directamente a Santiago Caputo.

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