El Centro de Estudios Americanos celebró sus 35 años y el embajador Peter Lamelas destacó el “momento único” de las relaciones entre Argentina y Estados Unidos

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El embajador Peter Lamelas, el funcionario del Departamento de Estado, Bruce Friedman, y e presidente del CEA, Luis Savino

La Fundación Centro de Estudios Americanos (CEA) celebró anoche los 35 años de creación, con la presencia del embajador de Estados Unidos en Argentina, Peter Lamelas, y de un funcionario clave del Departamento de Estado para el Cono Sur, Bruce Friedman, a quien se le otorgó el premio “Puentes de América”, en reconocimiento a su aporte para estrechar las relaciones bilaterales.

El evento congregó a buena parte del elenco político, diplomático y empresarial de la Argentina y de Estados Unidos y expresó la reafirmación del alineamiento entre ambas naciones. Esta vez, la cita adquirió un relieve inusual: dos figuras centrales de la administración estadounidense subieron al estrado y coincidieron en su diagnóstico. El presente, según sus palabras, representa “una oportunidad única”, el umbral de “una segunda edad de oro” para la relación bilateral.

Savino le entrega la distinción

El embajador Lamelas, embajador y amigo personal del presidente Donald Trump, fue el foco de atención de la noche. Compartió protagonismo con Bruce Friedman, encargado de la Oficina de Brasil y Asuntos de América Latina en el Departamento de Estado, quien viajó especialmente desde Washington para recibir la distinción “Puentes de América”.

El peso institucional del evento lo reforzaron el canciller Pablo Quirno y el ministro del Interior, Diego Santilli, que se sentaron en la mesa principal del Salón Versalles del Hotel Alvear, con los anfitriones. También estuvieron funcionarios e integrantes de los tres poderes, empresarios y diplomáticos. Senadores, diputados, jueces federales, camaristas y académicos completaron una concurrencia variada.

El embajador de Estados Unidos en Argentina, Peter Lamelas

A la hora de los discursos, Luis María Savino, presidente del CEA, cedió la palabra a Lamelas. El embajador optó por una entrada personal antes del texto formal. Compartió recuerdos de su primera visita a Argentina, hace nueve años, cuando recorrió Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Bariloche junto a su esposa, Stephanie. Rememoró hoteles, paseos y vinos, una elección deliberada para marcar cercanía más allá del protocolo diplomático.

Desde ese registro, Lamelas avanzó hacia una defensa explícita de los valores que considera esenciales, en sintonía con la narrativa republicana. Describió su origen cubano, la salida de su familia hacia Estados Unidos en busca de libertad y su historia como médico de emergencias y destacado empresario en Florida. “Soy cubano de nacimiento y ciudadano estadounidense por la gracia de Dios”, afirmó Lamelas, trazando un puente entre trayectoria personal y construcción política.

Cuando el embajador ingresó en el terreno bilateral, destacó: “Este momento es un momento único en las relaciones entre nuestros países. El presidente Trump y el presidente Milei comparten una visión clara por la libertad, por las reformas pro-mercados y la prosperidad entre nuestros países”, subrayó. Aquella definición condensó el estado de la relación para Washington: afinidad ideológica, coincidencia programática y expectativa de un salto cualitativo.

Lamelas elogió el trabajo institucional del CEA. Señaló su rol como “socio valioso” en la profundización del vínculo bilateral y destacó especialmente a Friedman: “Bruce ha dedicado su vida a las Américas. Es un verdadero defensor de la Argentina. Fue instrumental en prepararme para venir aquí como embajador”, expresó. Así, el diplomático dejó en claro que “existe un esfuerzo permanente, anterior y transversal a las coyunturas” para fortalecer el lazo con la Argentina.

“Una nueva edad de oro”

Bruce Friedman, Peter Lamelas y Luis María Savino

El turno de Bruce Friedman, funcionario del Departamento de Estado, elogió la trayectoria de Lamelas, resaltando su cercanía con Trump como un dato no solo biográfico, sino clave para el ciclo bilateral actual. “Argentina es afortunada de tenerlo aquí”, señaló Friedman.

Al recibir el premio “Puentes de América”, Friedman repasó sus propios inicios en la relación con la Argentina: recordó su trabajo junto al embajador Terence Todman y a Luis Savino, impulsores de la creación del CEA en 1991. Ese recorrido fue la antesala de su mensaje principal: “El embajador Lamelas es en verdad la persona ideal para estar en la Argentina en este momento para marcar el inicio de la nueva edad de oro de relaciones argentino-estadounidenses”, afirmó.

El concepto de “segunda edad de oro”, con directa referencia a los años noventa, ocupó el aire:

“Nos estamos embarcando en una nueva edad de oro en nuestras relaciones… Esta vez bajo el liderazgo del presidente Milei y del presidente Trump”, sostuvo Friedman. En esa lectura, el CEA aparece como actor indispensable para sostener y expandir este ciclo.

Entre la memoria y el presente

El presidente de la Funación Centro de Estudios Americanos, Luis María Savino

Luis María Savino, presidente del CEA, cerró la trilogía de discursos. Recordó los orígenes de la fundación, con el impulso del embajador Terence Todman, y evocó la promesa incumplida de Néstor Kirchner al embajador Lino Gutiérrez antes de la Cumbre de las Américas de 2005. Allí, el ALCA naufragó por la acción concertada de Lula y Chávez. Se trató de un recuerdo como contracara del momento actual en las relaciones entre Estados Unidos y Argentina: “Este es un momento histórico”. Así, Savino tejió la continuidad institucional de la narrativa construida por Lamelas y Friedman, posicionando a la fundación en el contexto de un clima de renovada afinidad.

Lejos del discurso único, la escena del Salón Versalles multiplicó las señales. Pablo Quirno y Diego Santilli recorrieron con sus equipos la sala entre gestos y conversaciones de bajo perfil, pero gran densidad política. Empresarios locales y estadounidenses mantuvieron charlas animadas con diplomáticos, jueces y funcionarios. El capítulo judicial se distinguió por la presencia de jueces federales y miembros de distintas cámaras. También asistieron legisladores de bloques dialoguistas y oficialistas, y representantes de comisiones parlamentarias clave.

El CEA: tres décadas de puente estratégico

El evento congregó funcionarios, representantes de EEUU, jueces, legisladores y empresarios

El 35º aniversario de la fundación permitió repasar una trayectoria iniciada en aquel 1991 crepuscular de la Guerra Fría. Desde entonces, el CEA organizó seminarios, programas educativos e intercambios académicos, apuntando a crear una red de vínculos institucionales y profesionales entre ambos países.

Ese trabajo acumulado fue reivindicado desde el escenario y presenciado por varias de sus generaciones formadas bajo el paraguas de sus programas bilaterales. La entrega del Premio “Puentes de América” a Bruce Friedman simbolizó la continuidad de un esfuerzo colaborativo que, más allá de los vaivenes políticos, sostiene el entramado cooperativo entre Argentina y Estados Unidos.

Cuando los postres se servían y los invitados abandonaban lentamente el salón, el saldo político de la noche era palpable. A la cena del CEA no asistieron solo testigos circunstanciales, sino protagonistas —del gobierno de Milei, la administración Trump, el empresariado y la diplomacia— comprometidos en el despliegue de una misma agenda.

El discurso del embajador Lamelas reafirmó el inicio de una nueva era en las relaciones bilaterales

Las palabras de Lamelas, sintetizadas en metáforas como “momento único”, “visión clara” y “reformas pro-mercado”, encontraron su eco en la convicción de Friedman sobre “una nueva edad de oro”. La presencia del canciller y del ministro del Interior dotó de volumen político a los mensajes. Los aplausos que acompañaron a los funcionarios estadounidenses marcaron la temperatura de época.

En el fondo, la velada giró en torno a una narrativa: libertad, reformas, prosperidad, alineamiento estratégico. El aniversario del CEA sirvió de escenario para celebrar y amplificar este relato compartido.

La cena, lejos de limitarse al protocolo, se erigió como mensaje. Según la interpretación dominante, tanto Washington como Buenos Aires exhiben voluntad de seguir profundizando ese sendero.

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