Exobispo de Chiclayo se encontraría entre los principales candidatos para asumir el liderazgo de la Iglesia tras la muerte del papa Francisco

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Exobispo de Chiclayo se encontraría entre los principales candidatos para asumir el liderazgo de la Iglesia tras la muerte del papa Francisco. REUTERS/Yara Nardi

El fallecimiento de Francisco, ocurrida este lunes en Roma a los 88 años, abrió un escenario de intensa actividad en el Vaticano. Mientras los cardenales comienzan a arribar desde diversas partes del mundo, las especulaciones sobre su sucesión se despliegan con fuerza. Bajo las bóvedas del Vaticano, se prepara el cónclave que definirá al nuevo líder de los más de 1.400 millones de católicos, un proceso regido por siglos de tradición y cargado de elementos políticos, diplomáticos y personales.

Entre los nombres que circulan está Robert Francis Prevost resuena con especial atención. Nacido en Chicago, pero con una trayectoria profundamente vinculada a América Latina, especialmente a Perú, donde sirvió como obispo de Chiclayo, Prevost representa una figura atípica dentro de los perfiles tradicionales. Su paso firme, pero discreto por cargos de alta responsabilidad, lo coloca ahora entre los principales considerados para asumir el trono de San Pedro.

La singularidad de su carrera y su cercanía al estilo pastoral impulsado por el difunto pontífice alimentan las conjeturas en torno a su nombre. De confirmarse su elección, se trataría del primer papa estadounidense, un hecho que marcaría un giro sin precedentes en la historia moderna de la Iglesia Católica. Sin embargo, en medio de este escenario, las fuerzas internas del cónclave y los intereses cruzados todavía guardan bajo llave el desenlace final.

Con la expectativa mundial enfocada en Roma, el proceso se mueve con la habitual mezcla de solemnidad y estrategia, donde nombres como Pietro Parolin, Fridolin Ambongo, Angelo Scola y Luis Antonio Tagle también compiten por captar el respaldo necesario. En este complejo tablero, Robert Prevost emerge como un actor capaz de tender puentes entre las diversas sensibilidades dentro del colegio cardenalicio.

El perfil de Robert Prevost, el exobispo de Chiclayo

El cardenal Robert Francis Prevost, prefecto del Dicasterio para los Obispos, dirige el rezo del rosario por la salud del papa Francisco, en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el 3 de marzo de 2025. (AP Foto/Kirsty Wigglesworth)

Robert Francis Prevost, de 69 años, posee una formación académica sólida. Obtuvo su bachillerato en Ciencias Matemáticas en la Universidad Villanova y más tarde se especializó en Derecho Canónico en la Universidad Angelicum de Roma, donde alcanzó el doctorado “magna cum laude”. Su dominio de idiomas —habla español, francés, italiano y portugués, y lee latín y alemán— le otorgó una ventaja decisiva en sus múltiples misiones internacionales.

Su primer destino misionero fue Chulucanas, en la región peruana de Piura, en 1985. Allí, trabajó como vicario parroquial y canciller. Luego de un breve paso por Estados Unidos como promotor vocacional, regresó a Perú para liderar la formación de jóvenes agustinos en Trujillo. En paralelo, ejerció como vicario judicial, profesor de seminario y párroco.

Prevost ascendió en su Orden hasta ser elegido prior provincial y luego prior general de los Agustinos a nivel mundial. En 2014, el papa Francisco lo nombró administrador apostólico de Chiclayo y, un año después, obispo titular de la misma diócesis. “Es un agustino muy, muy renombrado”, afirmó Kurth Mendoza, periodista especializado en temas católicos, en declaraciones a RPP.

La confianza de Francisco

Visita el Papa Francisco a Perú en 2018. (Foto: Agencia Andina)

El vínculo entre Robert Prevost y el papa Francisco fue de especial cercanía. En 2018, el entonces obispo de Chiclayo fue elegido vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal Peruana, donde participó en la respuesta eclesial a casos de abuso como el del Sodalicio de Vida Cristiana. Su gestión durante ese periodo reforzó su imagen de prudencia y su enfoque pastoral centrado en la transparencia y la cercanía con las víctimas.

En 2023, Francisco lo convocó a Roma y lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos, un cargo de inmensa influencia, encargado de supervisar el nombramiento de obispos en todo el mundo. Al mismo tiempo, fue designado presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.

Consciente de los matices geopolíticos, Francisco apostó por su perfil como un puente con el continente americano. La designación de Prevost permitió a la Santa Sede mantener canales de diálogo con sectores políticos de Estados Unidos y fortalecer los lazos con América Latina, donde reside la mitad de los católicos del planeta.

La pugna en el cónclave y los principales nombres

Cardinals attend the Vespers prayers after visiting the tomb of Pope Francis at the Basilica of Saint Mary Major (Santa Maria Maggiore), in Rome, Italy, April 27, 2025. REUTERS/Guglielmo Mangiapane

A la cabeza de las apuestas europeas figura Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano y considerado el favorito por muchos.

Sin embargo, la presencia de cardenales africanos como Fridolin Ambongo y Peter Turkson también toma fuerza, aunque sus declaraciones públicas negando interés en el papado son interpretadas con cautela.

Luis Antonio Tagle, exarzobispo de Manila y actual prefecto del Dicasterio para la Evangelización, también figura entre los principales nombres. En su historial destaca su capacidad para movilizar millones de fieles, como sucedió durante la visita de Francisco a Filipinas en 2015.

Entre los italianos, además de Parolin, se mencionan Angelo Scola y Matteo Zuppi. Desde otras regiones, destacan Peter Erdo de Hungría y Marc Ouellet de Canadá. La composición del colegio cardenalicio, dominada por nombramientos del pontificado de Francisco, sugiere una preferencia hacia un perfil que continúe su legado.

Aunque Kurth Mendoza advierte que “el cardenal Prevost tiene las mismas posibilidades de ser papa que los otros 132 cardenales”, su perfil modesto y su experiencia internacional lo posicionan como una alternativa seria. Su carrera no se limitó al ámbito pastoral: Prevost manejó también responsabilidades administrativas y de formación, tanto en Perú como en Estados Unidos y Roma.

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