No hay registros de la primera boda de Andrés Calamaro. Ni siquiera una foto. El músico se casó en el más absoluto secreto con Mónica García, a quien conoció cuando era secretaria de la compañía Virgin Records. Sucedió en Madrid, en algún momento de 1992. No fue un amor fugaz. Andrés y Mónica estuvieron juntos durante una década. Tampoco se ocultaban: convivieron en Madrid e incluso él llegó a tatuarse el nombre de su enamorada en uno de sus brazos. El éxito de Calamaro con Los Rodríguez hizo que García, productora, se convirtiera también en su manager.
Fue su primer gran amor, la musa inspiradora de canciones enormes como “Flaca”, la primera mujer que le rompió el corazón y por quien habría desencadenado su profunda enemistad con Charly García.
Durante los primeros años felices, la amistad de la pareja con Charly García era tal que se hacían llamar “Los tres chiflados bien”. El ex Serú Girán los invitó a participar de la creación del mítico Say No More y juntos colaboraron en la canción “Necesito un gol”. Pero los celos de Calamaro -que nunca pudo comprender la relación de complicidad entre Mónica y Charly- terminaron para siempre con ese vínculo fraternal “de a tres”.
El conflicto se hizo público en 1997, cuando el exintegrante de Los Abuelos de la Nada lanzó su álbum Alta suciedad, cuyo título fue considerado por Charly como una respuesta irónica al disco Alta fidelidad que él había editado con Mercedes Sosa. Como si eso fuera poco, la canción “Flaca”, que se convirtió en uno de los hits memorables de Calamaro, era una clara alusión a lo que estaba pasando entre ellos tres.
En palabras de Charly a su biógrafo, Sergio Marchi: “Todo sucedió mucho antes de que llegara a los medios. Say no more salió en 1996, y entonces fue cuando Mónica y yo trabajamos juntos. ¡Es como si lo hubiéramos engañado a Andrés durante tres años! Cuando él estaba perfectamente al tanto de todo y, además, vivía con Mónica en España… ¿Dónde está el engaño?”.
“Andrés dijo que yo me había acostado con su mujer, pero, en realidad, quizá alguna vez nos acostamos en la misma habitación o en habitaciones contiguas cuando Mónica me salvó con su tarjeta de crédito aquella vez que me echaron de un hotel en Madrid. Pero de ahí a lo otro… ¡pará un cachito!”, ahondó el músico, a la vez que aseguró que el conflicto se generó cuando la productora fue a verlo a su show junto a Mercedes Sosa en el Lincoln Center de Nueva York. “Un paparazzi le sacó una foto y ella se hizo mucho problema. Yo le dije que no tenía por qué, y después vi por qué”, remató, filoso, contra su examigo.
La guerra entre músicos llegó a su clímax en 1999, cuando Charly García llamó al programa Televisión Abierta, que se emitía por América, pidió una cámara (que mandaban a cualquiera que quisiera mandar un mensaje o demostrar un talento) y le habló a Calamaro. “Calamar asqueroso, ya molestaste demasiado. Te van a matar. Yo no, porque cómo voy a gastar energía en vos… Me leí una revista en la que decís que me vas a pegar nueve piñas, te he visto en la puerta de mi casa con dos seguridades tuyos, el bate de béisbol te has tenido que meter en el culo. Niño, en España no te quieren y acá tampoco. Así que, por favor, ve a la iglesia, y tené cuidado de tus amigos, los que se dicen tus amigos y te quieren internar. Y pensá un poco, volvé a hacer las canciones lindas que hacías… Y say no more”.
Andrés Calamaro y Mónica García finalmente se separaron y él se despachó con versos desgarradores en Honestidad brutal, el disco que publicó en 1999. “Tengo que seguir adelante / con farmacia y aguante / porque me falta lo más importante”, dice en “Negrita”. Sin embargo, en una entrevista con revista Pronto, sostuvo que su ruptura fue en buenos términos. “Hemos tenido un divorcio amistoso. Ella se quedó con el piso de Malasaña, y yo no aguanto la soledad”.
La segunda boda de Andrés
Andrés Calamaro y Julieta Cardinali se conocieron en el verano de 2005, cuando coincidieron en el casamiento de Vicentico (líder de Los Fabulosos Cadillacs) y Valeria Bertuccelli. No fue amor a primera vista. Dicen los testigos de aquél primer encuentro que él la vio y quedó flechado, pero ella no le prestó atención porque estaba de novia con el músico Andrés Ciro Martínez, líder de Los Piojos.
“Cuando te vi entrar no podía creer que fueras real. Ahí mismo sentí que me había enamorado, pero no te dije nada, porque soy un pibe con códigos”, le confesó tiempo después “El Salmón”.
Volvieron a verse pocos meses después, en la casa de Fito Páez. Julieta, que ya había terminado con Andrés Ciro, acompañó a su amiga, Romina Ricci, pareja del rosarino. Ahí sí, finalmente, comenzaron su romance. Y no se separaron más. Como muestra de amor, Calamaro se tatuó sus iniciales en el antebrazo: “AC/JC”, simulando el logotipo de AC/DC. En enero de 2007 fueron padres de Charo, la única hija de ambos.
El 23 de julio de 2010, en una ceremonia organizada con máxima discreción, se casaron en el registro civil de la calle Uruguay. Uno de los testigos fue el periodista Bebe Contepomi. Sin embargo, pese a los recaudos de los novios por mantener su enlace en secreto, la noticia trascendió a la prensa. La entrada y la salida de la pareja fueron caóticas por la numerosa guardia periodística apostada en el lugar. Ni Calamaro ni Cardinali realizaron declaraciones a la prensa.
“Queríamos evitar la fiesta y todo eso, por eso nos casamos en secreto. Nos daba mucha pereza el tema de los invitados, por eso siempre lo pasábamos para adelante. Finalmente lo hicimos… Para nosotros es romántico”, contó luego el músico.
Durante un tiempo sostuvieron, ante la prensa, un hogar prácticamente idílico. “Soy un gaucho de familia. Almorzamos y cenamos los tres juntos, con la TV apagada. La niña habla mucho y duerme poco, es la genética: creer o reventar”, había contado Calamaro sobre su aparente idílica dinámica familiar.
Pero el amor terminó de forma abrupta pocos meses después de la boda, cuando trascendió un video de Andrés Calamaro bailando junto a una joven, sobre el escenario, durante un concierto que ofreció en Santiago de Chile. Las imágenes no sugerían mucho, pero desataron una ola de rumores incontenibles. Ella, a su vez, habría tenido una relación extramatrimonial con un director de cine. La prensa rosa hizo su trabajo y finalmente se conoció la identidad de “la tercera en discordia”: Micaela Brecque, una modelo argentina que estaba haciendo algo de ruido en Chile, que había sido tapa de la revista Playboy del otro lado de la Cordillera.
De acuerdo con las crónicas de la época, a principios de 2011 Calamaro y Cardinali intentaron un acercamiento, pero resultó imposible. Entonces empezaron un largo y doloroso proceso de separación. Calamaro tapó el tatuaje con las iniciales de Cardinali. El divorcio fue mucho más complejo. “Todo lo que se dijo fue un chiste frente a lo que me tocó vivir”, contó Julieta a ¡HOLA! Argentina. “Tuve mucha exposición pública que no pude manejar, pero que no fue generada por mí. Hice todo lo posible por preservar a mi hija y nos mudamos a otra casa hasta que pasara todo. Esta es la primera vez que hablo, porque ya pasó. Lo único que busqué fue resguardarnos porque yo no tengo nada que ver con el escándalo. Fueron momentos dificilísimos, porque todo el mundo sabía lo que me estaba pasando. No pienso entrar en detalles, pero les aseguro que fue mucho peor que lo que salió publicado, porque cuando uno se rodea de gente mala, termina actuando como una mala persona. Nos retiramos porque fue todo muy violento. Por algo pasan las cosas, ¿no? Con todo esto redescubrí dónde quiero ir, qué quiero para mí y para mi hija, y con quién quiero estar”, cerró.
Al mismo tiempo, Micaela Brecque hacía su camino como celebridad. Contó cómo conoció a Calamaro (“Nos conocimos en el recital, aparecí de casualidad arriba del escenario. Había chicas subiendo para bailar ¡y yo me tiré de cabeza! ¿Cómo no iba a subir? Capaz que no… en la canción de ‘Las tres Marías’, tipo cumbia, ¡subí al escenario y revoleé como loca!”, dijo) y luego hizo de todo. Fue tapa de revistas, protagonizó un video de Calamaro, participó de Bailando por un sueño y, con mucho esfuerzo, logró encumbrar una carrera como actriz en España, donde vive aún hoy.
La relación de Calamaro y Brecque duró hasta 2017 pero también terminó de forma abrupta, pero esa vez quien terminó con el corazón partido fue el músico…
La tercera, ¿la vencida?
La noticia de la tercera boda de Andrés Calamaro trascendió el 10 de enero ultimo, a través de la cuenta de Instagram del periodista Ángel de Brito. El conducto de LAM publicó una foto del músico junto a su novia y dos alianzas grabadas con sus nombres y la fecha del enlace: 24-01-2025. Solo escribió “Se casan”.
Sorprendió por lo repentino del anuncio. El “gran público” recién se enteró que Andrés Calamaro estaba en pareja en noviembre de 2022, cuando el músico llevó a su novia, la exmodelo Natalí Franco, a la gala de Azcuy en el Teatro Colón. Después de esa primera cita pública, compartieron algunas fotos juntos en redes sociales.
Trascendió que ella tiene tres hijos y trabaja en el rubro inmobiliario. Finalmente, como se anunció, el viernes 24, Andrés Calamaro y Natalí Franco dieron el “sí, quiero” en el registro civil del barrio porteño de Palermo. Incluso, según confiaron con su libreta de matrimonio en mano, planean casarse por iglesia el próximo agosto, seguramente para cuando cumplan su tercer aniversario juntos.