Alan Schlenker presentó un recurso desde la cárcel para “limpiar” su nombre: qué implica y el apoyo internacional que logró

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Alan Schlenker está detenido en la cárcel de Trelew (@schlenkeralan)

Junio recién despuntaba y todos los ojos estaban puestos aquel primer día de ese mes de 2011 en Tribunales, porque se estaba llevando adelante el juicio por el crimen de Gonzalo Acro, el más conmocionante en la historia de las barras bravas argentinas. Eran las 15:30 y Alan Schlenker, jefe de Los Borrachos del Tablón hasta 2007, estaba declarando acusado de instigar el homicidio. Llevaba una hora intentando desligarse del hecho cuando los jueces lo convocaron junto a sus abogados a una sala contigua. Y allí explotó la bomba: el fiscal de San Isidro, Patricio Ferrari, junto a una delegación de la Policía Bonaerense estaban ahí para llevárselo detenido acusado de matar a un dealer en Munro el 15 de mayo de 2001. Sí, diez años atrás.

Ante la sorpresa de todos, Schlenker, que había llegado libre al juicio, se iba esposado ante las cámaras de todos los canales de televisión. La imagen era impactante. Y terminó de conformar una historia para el consumo masivo. Según ese proceso, el 12/5/01 William Schlenker fue a comprar drogas a un dealer, Mario Sanzi, a la villa Borges, de Munro. Pero se habría avivado que se la dieron adulterada y habría vuelto a reclamar su dinero. Como toda respuesta habría recibido del dealer un balazo en la pierna. Enterado de esto, Alan habría ido junto a otras dos personas hasta la villa y con ocho disparos habría asesinado a Sanzi. Diez años después, Schlenker, que no había siquiera sido imputado en el hecho, quedaba íntimamente ligado a él por la aparición de una testigo que según la Justicia provincial “no había declarado por miedo pero ahora que sabía que iba a ir preso por el caso Acro, se animó”. Por entonces, un argumento poco fiable porque el mayor de los hermanos Schlenker ya había estado en prisión dos años desde noviembre de 2007 hasta ese mismo mes de 2009.

El juicio por este hecho llegó finalmente en marzo de 2015 y este cronista lo presenció completo. Los testigos fueron el padre de Gonzalo Acro, que dijo haber escuchado que Schlenker mató a un dealer, su ex compañero íntimo y luego enemigo en la jefatura de Los Borrachos, Adrián Rousseau, con un testimonio tan cambiante que dos veces tuvieron que recordarle las penas por falso testimonio y la prima de Sanzi, de nombre Elizabeth, quién dijo haber estado en el lugar y momento del hecho pero justificó que recién lo denunció en 2011 al ver a Alan por televisión en medio del juicio por Acro y reconocerlo, algo extraño dado que el rostro de Schlenker circulaba por pantalla en forma ininterrumpida desde 2006. Aún así, la duda no favoreció al reo: le dictaron 12 años de prisión.

El ex jefe de la barra de River busca limpiar su nombre (@schlenkeralan)

Ese fallo fue confirmado por Cámara y la Corte. Pero ahora Alan lo desafía de nuevo: con el respaldo de la fundación Jeffrey Deskovic, reconocida internacionalmente por liberar a 15 inocentes condenados en Estados Unidos, presentó a través del abogado Fabián Camaño un recurso de nulidad sosteniendo que fue condenado en base a dichos “contradictorios, cambiantes y contrarios a la lógica y apartados de las herramientas de la psicología del testimonio”. Para ello acompañaron el peritaje de la psicóloga norteamericana Deah Quinlivan, especialista en el ámbito de la memoria de testigos, quién afirma que es imposible que diez años después un testigo sujeto a presiones mediáticas y sociales recuerde en forma indubitable la escena de un crimen. Y también acompañan un precedente en la Justicia de Estados Unidos, el caso Henderson, que determinó la inocencia del acusado en un hecho similar por el que se condenó a Schlenker.

Deskovic se hizo conocido mundialmente por haber pasado 16 años en prisión condenado por el crimen en 1989 de Angela Correa, una compañera de colegio. Tras esa estancia en la cárcel de Elmira, en Nueva York, un estudio de ADN lo exculpó. Al salir, creó la fundación para ayudar a gente que estuviera, según su mirada, en su misma situación.

“Soy el primer caso que Jeffrey toma en el exterior. Ellos leyeron la causa, les pareció un bochorno y presentaron algo con rigor científico, que es muy difícil de hacer”, dice Alan Schlenker desde el penal de Rawson, donde cumple pena de prisión perpetua por el crimen de Acro y los 12 años de la condena de Sanzi, que se vencen en 2027. “Está claro que lo hago para limpiar mi nombre, porque la pena está casi ya terminada”, agrega. Se verá ahora si la Corte admite el recurso y trata nuevamente el caso. Por otro lado, Schlenker también tiene un pedido ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que tomen su condena a perpetua por el crimen de Acro, que fue confirmada por la Corte Suprema en forma definitiva en diciembre de 2023, pero aquella aún no tomó ninguna resolución. De mantenerse en esa situación, recién podría acudir al beneficio de la libertad condicional dentro de 22 años, cuando se cumplan 35 años tras las rejas.

Por otro lado, William Schlenker, el hermano menor de Alan y también condenado a perpetua como instigador del crimen de Acro, realizó un video a 18 años del asesinato (fue el 7 de agosto de 2007) donde clama por su inocencia. Allí repite los argumentos que desplegó en cada etapa de defensa: que él no era jefe de la barra (NdR: lo cual era cierto), que siempre resolvía las peleas a golpe de puño y no con armas, que mientras el fiscal del caso, Gustavo Gerlero, había pedido 18 años por homicidio con dolo eventual (lo que le hubiera permitido la libertad condicional o salidas transitorias este año por cumplirse dos tercios de la pena) le terminaron dando perpetua y que mientras él siempre estuvo a derecho porque se sabía inocente, la Justicia ni siquiera busca al único prófugo del caso, Sergio Piñeyro. El menor de los Schlenker cumple su pena en el penal de Marcos Paz.

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