Brilló en la Generación Dorada y se dio el gusto de ser campeón como DT de su hija en un histórico club de la Liga Nacional

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Gabriel Fernández con su hija Julia tras la consagración de Ferro en la Liga Nacional femenina (Foto: Javier Centeno - Liga Nacional)

Ferro Carril Oeste es uno de los tradicionales clubes del básquet nacional. La histórica institución de Caballito marcó una era en la década del 80 con tres títulos en la Liga Nacional y Campeonato Sudamericano y recobró el protagonismo con el equipo femenino, que viene de consagrarse en el máximo nivel argentino tras vencer 59-41 en el tercer juego de la final a Riachuelo de La Rioja con una particularidad que sumó una cuota de emoción: padre e hija compartieron el plantel y levantaron la copa juntos.

Gabriel Fernández, integrante de la Generación Dorada que, entre otros hitos logró la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, arribó a la conducción técnica de Ferro a comienzos de este año y coronó en su primera experiencia. El desafío era doble, ya que dentro del talentoso plantel estaba su hija, Julia, quien a sus 20 años ya cosechó dos títulos en el Verdolaga y tuvo participación en la selección argentina juvenil.

“Estoy muy feliz y es algo inédito que me pasó en la vida. La verdad que conociendo la personalidad de Julia fue muy fácil dirigirla. Siempre estuvo muy ubicada en en su rol de jugadora y nunca pensé que iba a ser un problema. Además, conocía a las chicas de verlas jugar en muchos partidos, por ahí tuve esa ventaja, pero tampoco sabía cómo se iban a adaptar a que yo era el padre de Julia y a la vez el entrenador. Hubo mucho respeto y nunca se hizo un comentario. Lo que rescato es que las jugadoras son muy sacrificadas y entrenaron igual que cuando entrenábamos nosotros cuando era jugador”, le dijo el coach de 48 años a Infobae.

Del lado de la jugadora campeona, los sentimientos se equiparan, más allá de que ambos estuvieron juntos en cancha durante el reencuentro de la Generación Dorada en Parque Roca. “Es una alegría enorme porque nunca pensé que podría llegar a compartir este título con mi papá o que íbamos a poder vivir algo así. Tenerlo acompañándome ahí en el banco es una locura y me encanta”, soltó Julia. Y agregó: “Nunca fue un problema que sea el entrenador. Es más, creo que potenció mucho mi juego, me dio mucha más confianza dentro de la cancha. Él veía que teníamos potencial para poder ser campeonas, así que intentó explotarlo al máximo y sacar lo mejor de cada una. Mis compañeras también se supieron adaptar a su filosofía de juego, a su carácter y a sus ganas de entrenar, ya que lo hacíamos todos los días“.

Julia y Gabriel Fernández, juntos en el partido homenaje a la Generación Dorada en Parque Roca (Instagram Julia Fernández)

Para Ferro, este título tuvo un sabor a revancha de lo ocurrido meses atrás en el Torneo Apertura 2024 de la Liga Nacional, ya que Oeste perdió la final en el Héctor Etchart ante El Talar en doble tiempo suplementario. También significó un boleto para jugar la Champions League de América con los mejores del continente y que implica una motivación extra. “Obviamente que estamos orgullosos de poder jugarla y que nos vaya lo mejor posible. Hay que ver el objetivo del club y se puede traer algún refuerzo, pero ahora estamos procesando haber ganado la Liga”, expresó el oriundo de Burzaco.

En base a las sugerencias de padre a hija en cuanto al juego y posición dentro de la cancha, Julia Fernández aclaró que Gabriel suele guiarla. “Al principio, cuando yo jugaba más de cuatro (ala-pivote) o de cinco (pivote), me daba un montón de consejos para el movimiento de pies y fintas. Son todas cosas que hoy se ven en mi estilo, porque lo saqué todo gracias a él. Después, estamos intentando llevar mi juego más que nada al tres (alera) y que pueda aprovechar si tengo diferencia de altura y también a mejorar mi tiro de tres puntos y los distintos recursos para la penetración con mano derecha e izquierda”, analizó la jugadora que ya participó de dos Mundiales U19 con Argentina y está preseleccionada con la selección mayor que competirá en la AmeriCup.

Desde el punto de vista técnico, Gaby aporta: “Creo que todavía no explotó. Este año hizo un gran progreso, pero no llegó a su tope. Tiene que ir procesando todo lo que está viviendo e ir tomando confianza para que se vaya llenando como jugadora. Con 20 años es difícil terminar de explotar y muchas veces cede protagonismo cuando por ahí es ella quien lo tendría que tomar. Pero lo hace porque siente que lo más importante es que el equipo gane y eso sus compañeras también lo valoran. Es una jugadora de rol y es muy importante para el equipo. Es capaz de hacer cualquier cosa y eso es una gran ventaja para el entrenador”.

Este rol altruista de Julia dentro del equipo de básquet roza con algunas similitudes de lo que fue la carrera de Gabriel Fernández dentro de la Generación Dorada, quien debía ganarse sus minutos compitiendo con figuras de la talla de Luis Scola, Fabricio Oberto y Rubén Wolkowyski, entre otros. “Hemos hablado mucho de cuando yo era jugador de rol también en la Selección y ella lo ha adoptado al máximo porque es inteligente y sabe que no hay muchas jugadoras que vayan a la selección a jugar un 150% para el equipo”, completó el ex jugador que supo ser campeón de la Liga Nacional con Boca Juniors, Estudiantes de Olavarría y Peñarol de Mar del Plata.

Gabriel Fernández se abraza con su hija Julia, a quien dirige en el equipo de básquet de Ferro (Instagram Julia Fernández)

En el trayecto de su carrera deportiva profesional, que casualmente se inició en Ferro, Gabriel Fernández tuvo grandes entrenadores como Sergio Hernández, Julio Lamas, Néstor García y Rubén Magnano, pero destaca que el cordobés fue con quien más tiempo compartió y el que lo marcó. Sin embargo, a la hora de aplicar sus conocimientos y reconoce que tomó un poco de todos ellos: “Tuve a los mejores de la Argentina y me identifico con sus estilos defensivos, con esa actitud de ganar los partidos defendiendo. Después hay otros detalles, cambios de época, pero ellos nos inculcaron siempre que los partidos se ganan de atrás para adelante. En ofensiva hay un montón de variantes y un montón de jugadores que te pueden dar cosas distintas”.

“Fui aprendiendo muchas cosas más. Cuando me retiré, hice un montón de cursos de manejo de grupo, de capacitación y liderazgo que lo usé también para mi emprendimiento personal y mi empresa. Pero después empecé a a usarlo también en el deporte, dando algunas charlas en campus y ahí tuve algunas experiencias en el Torneo Federal con el masculino. Después de la pandemia volví a dirigir pero en el femenino, algo que tampoco tenía pensado. Pero es así la vida, que te va cambiando de situaciones. Y así se dio lo de Ferro. Cuando me llamaron estaba por agarrar un equipo de Liga Argentina, pero les dije que sí por una cuestión sentimental”, relató el ex pivote.

Otro de los puntos en común de la historia de los Fernández es que la relación entre Julia y Gabriel también excede el rectángulo de juego, ya que ambos trabajan juntos en la empresa familiar que se dedica a fabricar tráilers y casas rodantes. Además, la ala-pivote de 1.85 metros está cursando la carrera de comercio bajo la modalidad “a distancia”, lo que le permite adaptar los tiempos de estudio con sus entrenamientos y, a la vez tener la chance de emigrar al exterior y poder seguir con un deporte que en Argentina no es completamente profesional. “Lamentablemente, los sueldos que tenemos no se pueden comparar con los del plantel masculino y hoy en día, no podés vivir del básquet solo con la Liga Femenina y tenés que hacer algo más sino no llegás”, cerró la joven, citando algunos ejemplos de sus compañeras que estudian, trabajan y deben acomodarse los horarios para entrenar en el club que acaba de cortar las redes.

Gabriel Fernández logró ganar la Liga Nacional Femenina como técnico de Ferro (Foto: Javier Centeno - Liga Nacional)

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