El detrás de escena del despido de Gago en Boca: cuestionamientos internos y relación rota con Riquelme

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El 25 de febrero se terminó el amor entre Boca y Fernando Gago. Lo que sucedió después de la histórica derrota ante Alian­za Lima en la Bom­bonera fue un largo e inútil intento por recons­tru­ir algo que no tenía arreglo. Insólitamente, lue­go de que el consejo de fútbol le dijera práctica­men­te en la cara que su ciclo estaba cum­plido, el pre­sidente, Juan Román Riquel­me, dejó en ma­nos del técnico la decisión final. Hasta que la caí­da del domingo con­ River precipitó el final de la his­toria.

Estaba todo dado para que Gago siguie­ra hasta el final del Apertura. De hecho, Pin­ti­ta planificó el entrenamiento y recién el lunes a última hora fue notificado por los dirigentes de que no segui­ría al frente del plantel.

El despido de Gago terminó de cocinarse de ma­drugada, entre gallos y medianoches. “Has­ta al­tas horas hemos bus­cado y encontrado la ma­ne­ra para que Fer­nando no sea más nuestro en­trena­dor”, explicó Mauricio Serna, integrante y vocero del Consejo. El plan ini­cial era respaldar a Gago mientras Boca siguiera con vida en el tor­neo. Incluso, desde el en­torno del entrenador se deslizó la posibilidad de que fuera el propio Ga­go quien resolviera renunciar en ca­so de no lograr el objetivo en el Apertura. El pro­blema, en ese caso, era el ca­lendario: si Bo­ca per­día una hipotética final del campeonato, el 1° de junio, la situación se volvería “insostenible” y la diri­gencia tendría menos de diez días para nom­brar al nue­vo entrenador, que llegaría con un pu­ñado de ensayos al inicio del Mundial de Clu­bes. Una ju­ga­da arriesgada que podía salir muy mal.

Fernando Gago y la imagen de desolación en la derrota en el clásico; Gallardo, detrás, se iría triunfal

En la decisión final también pesaba el factor eco­nómico (Boca buscará pagarle a Gago hasta el último día trabajado, aunque tenía contrato has­ta diciembre de 2026) y el hecho de que el técni­co había costeado de su bolsillo la cláusula de res­cisión con Chivas. Pero más influyeron las cues­tiones futbolísticas, el planteo en el Mo­numental, la elección de determinados futbolistas (y la no utilización de otros) y la falta de autocrítica en las conferencias y también delante del grupo. “Si seguía, era pan para hoy y hambre para maña­na”, explicaron desde Ezeiza.

El antecedente de Diego Martínez también em­pujó a la dirigencia a acelerar la salida de Gago. El anterior DT también había sido eliminado de las copas y se quedó sin margen tras la derrota 1 a 0 vs. River como local. Riquelme decidió soste­ner­lo y el apoyo duró una semana, hasta la caída 2 a 0 con Belgrano. Ahora Boca no quiso perder el tiempo. Con el equipo ya clasificado, el partido con el Matador servirá solamente para definir si el Xeneize es primero o segundo de su zona. El partido en la Bombonera por los octavos de final será recién el 11 de abril, dentro de 12 días.

Otros tiempos: Riquelme y Gago sonrientes en la presentación del DT.

El ciclo de Gago duró seis meses e incluyó 30 partidos: 17 victorias, seis empates y siete de­rrotas. Desde 2010 que un técnico no duraba tan poco: Claudio Borghi, con 12 encuentros, tam­bién dejó el cargo tras una caída contra River. El Boca de Gago fue el más efectivo de los últimos tiempos, pero flaqueó en los momentos clave: el 3-4 con Vélez en semifinales de la Copa Argenti­na (tras ponerse 3 a 2 arriba a falta de diez minu­tos), el repechaje de la Libertadores con Alian­za Lima y los clásicos con Indepen­diente (0 a 0), Racing (0-2) y River (1-2).

Riquelme no cruzó palabra con el técnico tras la derrota en el Monumental. Para el presidente, su futuro estaba sentenciado. De hecho, esperó dos veces un “gesto” del entrenador que ayudara a des­comprimir la situación: después de la elimi­na­ción en la copa y luego del 0-2 contra Ne­well’s en Rosario, con una pésima actuación del equi­po. Pero Gago resistió, los referentes los banca­ron y la ago­nía se estiró más de la cuenta.

En el último tiem­po, el presidente no es­taba de acuer­do con la ma­yoría de las decisiones futbolísticas que tomaba el DT: desde la salida de Marchesin en los penales contra Alianza Lima, la falta de minutos de Miguel Merentiel (a los ojos de Riquelme, el mejor futbolista de Boca detrás de Edinson Ca­vani) y las pocas oportunidades para Alan Velas­co, la gran apuesta del mercado que sumó jugó solo siete partidos de titular y ni siquiera entró en la derrota contra River. A Pintita le cuestionan la rapidez con la que lo tiró a la cancha teniendo en cuenta la inactividad que traía el volante, el sector donde lo ubicó en la cancha (tirado a la raya) y la falta de respaldo del DT después del penal clave fa­llado contra Alianza.

El comienzo del fin: penal errado por Velasco y Boca fuera de la Libertadores.

La decisión de despedir a Gago en este mo­men­to es también una movida de ajedrez. Porque el duelo contra Tigre será fuera de casa. Y cuando Boca vuelva a la Bombonera, el foco de los hin­chas estará puesto en los playoffs. La situación, claro, empeorará si Boca no obtiene un buen re­sul­tado en Victoria o si llega sin DT al partido de octavos de final.

Gago se fue caliente del predio. Sentía que el grupo le res­pondía y tenía fuerzas para seguir hasta el Mun­dial. El presidente, en cambio, notó cierta falta de compromiso de parte de los jugadores (la salida de Rojo a paso cansino, el posteo de Cavani sobre las vacunas, el viaje de Palacios a Chile…) y un técnico que ante­puso exageradamente sus ideas por encima de la lógica, de lo que era mejor para el equipo. A fa­vor de Gago: el 100% de los refuerzos fueron elegidos por el club (Alan Velasco, Carlos Pala­cios, Ayrton Costa, Ander Herrera, William Alarcón y Agustín Marchesin), mientras que los nombres propuestos por el DT (Aníbal More­no, Giuliano Galoppo, Santiago Ascacibar, en­tre otros) fueron descartados por el Consejo.

Quinteros fue candidato en octubre y vuelva a sonar en Boca.

Ya sin Gago, y con Herrón ratificado solamente hasta el partido del domingo, la intención de la di­ri­gencia es que haya nuevo DT para el primer partido de playoffs. ¿Candidatos? Gustavo Quin­teros, campeón con Vélez y despedido recientemente de Gremio de Porto Alegre, encabeza la lista de entrenadores con los que la dirigencia buscará reunirse en estas horas. El exdefensor de 60 años ya estuvo en la órbita de Boca en octubre de 2024, justamente cuando asumió Gago, pero Quinteros tenía contrato con el Fortín y prefirió quedarse en Liniers.

Otros nombres que aparecen son los de Gabriel Milito, Gerar­do Martino, Cristian González y Rodolfo Arruabarrena, quienes también se encuentran sin trabajo. La oferta es tentadora: en cuatro partidos, el nuevo DT tendrá la chance de consagrarse campeón. Gago no lo logró. Para él y para Boca, todo se trató de una gran pérdida de tiempo.

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