Un ídolo de Estudiantes compara a Zubeldía, Bilardo y Eduardo Domínguez y recuerda la época dorada “pincha”

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Conigliaro le convirtió un recordado gol al Manchester United en la cancha de Boca

Estudiantes de La Plata tuvo un cierre de año soñado: logró dos títulos en apenas una semana y alcanzó su estrella número 19 en su rica historia, de las cuales 13 son locales y seis internacionales. De esta manera, el Pincha alcanzó a Vélez en la tabla histórica de títulos y encendió la polémica para saber que club es el sexto grande de Argentina. “Es mucho más que un equipo de fútbol. Hay mucha envidia del fútbol argentino para con Estudiantes. Pero bueno, estamos acostumbrados a soportar esas cosas. Y lo difícil para Estudiantes termina siendo fácil para seguir adelante”, remarca uno de los máximo ídolos históricos de la institución platense, Marcos Conigliaro.

En la historia del fútbol argentino, el máximo ganador de títulos es Boca con 74 (52 locales y 22 internacionales). Le siguen River Plate con 72 (54 y 18), Independiente con 45 (25 y 20), Racing con 41 (33 y 8), San Lorenzo con 22 (17 y 5), y luego están Estudiantes y Vélez que comparten la sexta ubicación, con 19. “La gente del fútbol sabe lo que es Estudiantes y lo que representa a nivel mundial. Estudiantes es muy grande, porque le ganó al Manchester United cuando nadie le ganaba a un equipo argentino europeo”, considera el ídolo pincha, de 83 años.

La mística ganadora del León nació en 1967, cuando obtuvo su primer título en la era profesional, al vencer 3-0 a La Academia en el Viejo Gasómetro, con goles de Juan Ramón Verón de penal, Raúl Madero y Néstor Togneri, cortando así la hegemonía de los “grandes”. “Me pone muy contento haber podido lograr el primer título con el club”, resalta Conigliaro, quién fue participe de esa goleada, siendo uno de los “bravos” del equipo de Don Osvaldo Zubeldía.

Conigliaro junto a la

Esa primera conquista pincharrata marcó un antes y un después en la historia del fútbol argentino, ya que muchos otros equipos quisieron copiar la forma de jugar de aquel Estudiantes que alcanzó a levantar dos Copas Libertadores -68 y 69-, y la Interamericana e Intercontinental del 68. “Fue el primer puntapié de un ciclo memorable. La envidia que nos tenían era terrible”, asegura el ex delantero en diálogo con Infobae.

Conigliaro integra la historia grande del Pincha, porque es uno de los tres futbolistas que marcó dos tantos o más en una final. En la Interamericana de 1969, en Montevideo, Estudiantes le ganó 3-0 al Toluca, de México, con un gol de Gabriel Eduardo Flores y dos de Conigliaro para redondear el desempate y coronar otra vez con la camiseta platense. Comparte ese hito con Manuel Pelegrina, que le hizo cuatro tantos a Boca en la final de la Copa Republica 45, y con Lucas Alario que marcó por duplicado frente a Platense por el Trofeo de Campeones 25. “Estudiantes es mi vida”, sentencia el ex futbolista.

– ¿Qué es de su vida, Marcos?

– Estamos viviendo en San Jorge, Santa Fe, con toda la familia, desde 1996. Vine acá para dirigir a un equipo local, que me contactaron y me gustó. Entonces, me quedé con toda la familia. Ya no estoy trabajando como entrenador ni nada, pero hace unos cuantos añitos inauguramos una escuela de directores técnicos. Es interesante y bueno, seguimos acá, pero ya no quiero dirigir más. Ya son muchos años. Así que ahora directamente me dedico a ver futbol como espectador.

– ¿Cómo vive un ex futbolista hoy como jubilado?

– Yo la estoy pasando bárbaro, porque aparte de todo esto, tengo la escuela de directores técnicos y el año que viene vamos a empezar una nueva etapa. Pero todo bien, todo perfecto.

– ¿Qué le parece el presente del fútbol argentino?

– Lo disfruto realmente. Me gustan mucho los equipos que yo normalmente sigo, como Estudiantes de La Plata, por supuesto, y los equipos grandes que son los que televisan. Aprovecho a ver bastante fútbol y de todos lados. Hoy en día, se ve fútbol de distintos países y es muy lindo verlos y sacar conclusiones.

El ex delantero

– ¿Qué fue Estudiantes en su vida?

– Estudiantes me dio un montón de cosas, aparte de títulos. Logré muchísimos amigos y realmente uno se siente dichoso de todos los logros que tuvimos y lo que estamos teniendo. Un momento maravilloso vive Estudiantes.

– ¿Con la obtención de dos títulos consecutivos, Eduardo Domínguez se transforma en el mejor técnico de Estudiantes de la historia?

Mirá, para mí hoy por hoy, es el mejor técnico que hay de los que están trabajando en el fútbol argentino. Pero no hay que olvidarse de Osvaldo Zubeldía. Fue el que comenzó todo. Así que las comparaciones son malas. Cada uno fue en su momento el mejor y Estudiantes siempre tuvo a los mejores entrenadores de Argentina.

– ¿Qué tuvo ese equipo dirigido por Zubeldía que ganó todo lo que se propuso?

Teníamos un hambre de triunfar terrible. Teníamos hambre de gloria. Por otro lado, fue un técnico muy capaz, que fue el que enseñó muchísimas cosas, porque los actuales lo siguen haciendo y trabajando en las pelotas paradas. Un montón de cosas trabajamos con un preparador físico que estaba muy adelantado a la época. Nos hacía trabajar bastante duro, con mucha concentración.

En su época de futbolista, los brazos en alto, el festejo

– ¿Fue un adelantado Zubeldía en el fútbol?

– Sí. De las cosas que él veía, por ejemplo, sacaba dos o tres cosas que muchos están utilizando hoy. Osvaldo era una persona que no le gustaba hablar mucho. No es que no quisiera hablar, era medio parco para hablar con el periodismo y demás, pero con nosotros era una máquina de hablar, no paraba. Era un fenómeno que nos explicaba todo y lo repetíamos mil veces hasta que al final salía. Pero fue un adelantado a la época y muy capaz de llegarle al jugador con un mensaje claro, que es lo más difícil. Para Osvaldo eso era fácil, pero al resto de los técnicos les cuesta un poco más poder llegar al jugador. El futbolista debe tener muchas perspicacias para entender lo que el técnico le está explicando. Hay gente que lo hace muy fácil, y otros que se complican la vida.

– ¿Carlos Bilardo es lo más parecido que vio a Zubeldia como entrenador o hubo otro?

Son idénticos. Lo mismo que hacíamos con Osvaldo, lo hizo Bilardo con sus jugadores en su momento. No salió nunca de la línea que marcó Zubeldía, y le agregó alguna cosa más. Pero en líneas generales, seguía esa línea. Bilardo de Zubeldía aprendió lo bueno y lo malo. Pero Carlos fue un innovador terrible también. Incorporó muchas cosas de Osvaldo y de otros técnicos que también le gustaron.

– ¿A fines de los años 60 ustedes les abrieron las puertas a las generaciones que siguieron en Estudiantes para ganar copas internacionales y locales?

– Sí, nosotros dimos el puntapié inicial de muchas cosas en la parte táctica. Pero piensa que, en ese momento, por ejemplo, Osvaldo fue el primero en usar cosas como el video análisis, que no existía. Sin embargo, él lo utilizaba mucho y conseguía vídeos de otros equipos. De esta manera, los estudiaba y después le buscaba la vuelta para los defectos que podían llegar a tener y saber aprovecharlos.

Durante un homenaje con la Copa Intercontinental. Fue una pieza clave en su obtención

– Marcos, ¿es cierto que pasaron de ser un equipo que todo el mundo apoyaba a ser un equipo que mucha gente le tenía bronca?

– Sí. Justamente al principio éramos un equipo simpático, a todo el mundo le caía bien Estudiantes. Pero a medida que fuimos creciendo como jugadores, como equipo y ganando títulos, copas y demás, empezamos a ser un poco odiados por todos. La prensa nos bajaba la caña.

– ¿Por qué pasaba eso?

Por envidia que nosotros mismos creamos, ¿no? La envidia que nos tenían era terrible. Pasó con algunos colegas, pero también con la prensa, por los títulos y todo lo demás, ya que ganábamos y se vendían menos diarios, menos revistas, ¿viste? A nadie le convenía que Estudiantes esté en la tapa de un diario, ni en una revista, porque la revista y los diarios vivían siempre de los equipos grandes. Pero que un equipo chico, como Estudiantes consiguiera un título y todo lo demás, no solamente provocaba envidia, sino también económicamente no les convenía.

– ¿Cómo arrancó su carrera como futbolista?

– Yo debuté en la Primera de Quilmes a los 15 años. Me hizo debutar José Santiago, un técnico que había jugado también en ese club. Tuve la suerte de tenerlo a él y me subió desde la Sexta y me catapultó a Primera. Estuve todo ese año (1959) jugando, y después me compró Independiente. En Independiente, hice todas las divisiones inferiores, porque me llevaron, no para la Primera, sino para las inferiores.

Junto a varios compañeros del equipo de Zubeldía viajó a Manchester para participar de un homenaje en recuerdo a la copa lograda frente al elenco inglés

– ¿Es decir, pasó de la Primera de Quilmes a las inferiores de Independiente?

– Sí. Pasa que en Quilmes estábamos en la Primera B e Independiente era un equipo grande de la A. Pero arranqué en las inferiores. Hice todas las inferiores con Osvaldo Mura, Ángel Rambert y Raúl Emilio Bernao. Después, subimos los tres a la Primera de Independiente. Y con el tiempo pasé a Chacarita, donde estuve un año nada más. Luego, me compró Estudiantes y ya me quedé ahí.

– ¿En Estudiantes fue el mejor momento de su carrera?

– Sí, fue en Estudiantes cuando conseguimos la Copa Libertadores y la Intercontinental. Fue muy lindo lo de Estudiantes. La verdad que uno se acuerda de cosas. Recuerdo una anécdota.

– ¿Cuál anécdota?

– Osvaldo (Zubeldía) después de la comida nos daba una pequeña charla. Nos decía que fumemos pero que convidemos. Yo me escapaba, al lado de la casona, donde comíamos, y me prendía un cigarrillo. Y después me venía a buscar para fumar y hablar sobre el partido. Eran los permitidos de Zubeldía. Él no obligaba a nadie, pero sí, de vez en cuando, cuando a veces él tenía ganas de fumar, venía a fumar con nosotros. Porque a veces tenía ganas de fumar y no compraba cigarrillos. Entonces, siempre me mangueaba a mí. Y en ese momento los otros que fumaban, se aventuraban también. Pero no era común. Éramos cuatro o cinco fumadores en el plantel ¿Bilardo? No, Bilardo no, pero te volvía loco.

– Les hablaba mucho, ¿no?

– Sí, hablaba mucho, demasiado, y te volvía loco. Me acuerdo de otra anécdota. Resulta que en un partido contra Racing, justamente, lo echan a Carlos Pachamé, porque Bilardo lo volvía loco, hablándole todo el tiempo en la cancha. Entonces, Pachamé se enojó en pleno partido y le dijo “mirá, Carlos, no me hablés más, porque en cualquier momento te voy a dar una piña”.

– ¿Y qué hizo Bilardo?

– Carlos no le dio bolilla y le siguió diciendo cosas, lo fue ordenando y diciéndole dónde se tenía que parar y todo lo demás. Entonces, vino Pachamé y le pegó una trompada. El árbitro estaba al lado, lo vio y lo echó a Pachamé que se fue directo al vestuario, muy enojado. Tal es así que de la bronca, Pachamé se fue sólo de la cancha de Racing caminando hasta la Avenida Mitre y se tomó un micro para ir a La Plata. Terminó el partido, los buscamos por todos lados y no lo podíamos encontrar.

Osvaldo Zubeldía, artífice de un Estudiantes que quedó en la historia

– Después de Estudiantes se fue al fútbol de México, para luego emigrar a Bélgica y terminar en el Lugano de Suiza. ¿A qué edad se retiró?

– A los 34 años me retiré. La verdad es que ya estaba cansado de los entrenamientos y demás. Yo, prácticamente, cuando vine desde Europa para acá, me llamaron de Chile para ir a jugar allá. Fui, hice toda la pretemporada, y antes de empezar el campeonato, ya no quería saber más nada, y pegué la vuelta a la Argentina. Así que ahí terminó mi carrera como jugador. Había estado jugando en la selección argentina, haciendo goles y todo, pero realmente me cansé de todo y dejé el fútbol. Además, me había puesto un negocio y me dediqué a eso.

– ¿Negocio de qué?

– Tuve un negocio de deportes, una casa de deportes. Fueron unos cuantos años y después me dediqué a hacer la carrera de director técnico. Un amigo mío me invitó a venir a San Jorge. Vine, me gustó y me quedé dirigiendo y viviendo. El negocio lo cerré allá.

– ¿Existe el olvido hoy en día para los ex jugadores y los que hicieron historia en este deporte?

– Mirá, no sé si en general, pero por lo menos a nosotros nos reconocen en todos lados. Hace un par de años, la dirigencia de Estudiantes nos regaló un viaje a Manchester (Inglaterra), cuando se cumplieron 50 años del triunfo contra el United, que terminamos siendo campeones. Ahí nos encontramos con uno que había jugado en contra nuestra, y la pasamos bárbaro. La gente de Manchester se portó muy bien con nosotros.

– ¿El gol que le hizo a Manchester United en La Bombonera fue el más importante de su carrera?

– Claro que sí. Fue de cabeza en La Bombonera, y de cabeza también lo hizo la Bruja Verón en Manchester. Por eso Estudiantes es grande, porque le ganó al Manchester, cuando nadie le ganaba a un equipo europeo. Aparte, cuando fuimos a Manchester, toda la prensa de allá daba por descontado que nos iban a ganar. Decían que “nos iban a hacer cinco o seis goles”, pero resulta que no pudieron hacer nada más que uno. Recuerdo otra anécdota en la previa a la final en Inglaterra.

– ¿Qué pasó?

– En Manchester, por ejemplo, antes de entrar al estadio, cuando llegamos a los vestuarios, no nos cambiamos ni nada, sino que dejamos las cosas ahí, y salimos de los vestuarios y nos metimos dentro de la cancha. Estaba todo oscuro, y cuando nos vieron que ingresamos al campo, nos prendieron todas las luces del estadio. Pero no porque lo hayamos pedido, sino la prendieron a propósito. Entonces, aprovechamos para ver en dónde gritaba más la gente, si en un arco o en el otro. De esta manera, fuimos un rato a un arco, y escuchamos la presión que había. Nos aguantamos las cosas que nos tiraban. Y después, fuimos al otro arco, también, vimos lo mismo. Al final, elegimos en el sorteo el arco donde había más presión para jugar en el primer tiempo. Todo pensado. Todo bien calculado, digamos.

Conigliaro junto a otras glorias de Estudiantes

– ¿Esa fue parte de la enseñanza de Zubeldía como entrenador, estar en todos los detalles?

– Exacto. No dejaba pasar un detalle. Estaba en todos los detalles. Era muy meticuloso en todo eso. Y ese detalle nos ayudó también a ganarle a Manchester en la Intercontinental.

– ¿Hoy en día, y luego de ganarle la Intercontinental al Manchester desde hace más de 50 años, porque cree que no catalogan a Estudiantes entre los seis grandes del fútbol argentino?

– La gente sabe lo que es Estudiantes y lo que representa para el fútbol argentino. Estudiantes es mucho más que un equipo de fútbol. Es muchísimo más que eso. Hay mucha envidia del fútbol argentino para con Estudiantes. Sigue habiendo envidia por parte de mucha gente. Pero bueno, estamos acostumbrados a soportar esas cosas, y lo difícil para Estudiantes se nos hace más fácil para seguir adelante. Igualmente, cada día estoy más orgullo de Estudiantes y de Juan Sebastián como presidente. Demostró que tiene una sapiencia barbará. Está con nosotros (ex jugadores) completamente. Nos pone muy orgullosos de tenerlo como cabeza del grupo. Fue muy emocionante verlo en la final contra Racing y Platense en la tribuna junto a su mujer y festejando los títulos. Muy valioso lo suyo.

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