Amador Sánchez Rico: “El acuerdo Unión Europea–Mercosur enfrenta la hora de la verdad”

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Amador Sánchez Rico encabezó la celebración por el Día de Europa

Llevo 26 años trabajando en la Unión Europea y desde que entré en Bruselas, en 1999, el acuerdo con el Mercosur ya era un tema caliente. Han pasado 26 años y llegamos a la hora de la verdad”, reconoce Amador Sánchez Rico, embajador de la Unión Europea en Argentina, al comenzar el balance de su misión diplomática, que culmina en septiembre. “Creo que todos los astros están alineados”.

Desde la residencia oficial en Buenos Aires, y en el marco de su última celebración del Día de Europa en el país, Sánchez Rico subrayó la importancia estratégica del acuerdo comercial y político entre ambos bloques. “Va más allá de lo comercial. Es un acuerdo geopolítico, entre economías complementarias, que representa cooperación, previsibilidad y multilateralismo”, sostiene. Con una visión clara sobre lo que está en juego, insiste en que se trata de un pacto en el que “todos ganamos”, más allá de las tensiones en sectores sensibles como el agropecuario.

El embajador Sánchez Rico, en los jardines de la residencia en Buenos Aires

Además, el embajador destaca los instrumentos con los que cuenta la Unión Europea para apuntalar la relación bilateral, como el programa Global Gateway, que ya está promoviendo inversiones europeas en energía, minerales críticos y nuevas infraestructuras. “Lo que pretendemos es generar empleo y valor agregado en toda la cadena de valor, con inversiones responsables y transparentes”, explica.

Desde los desafíos del Mercosur para afianzar su integración interna hasta las oportunidades que ofrece Argentina en materia de litio, hidrógeno verde, gas y cobre, el diplomático traza un panorama alentador: “Este acuerdo puede ayudar a fortalecer al Mercosur y mejorar su integración. Es una enorme oportunidad”.

La entrevista al embajador Sánchez Rico

– Está celebrando el último Día de Europa de su misión en Argentina ¿Cómo enfrenta esta etapa? Le pido un balance de estos años.

– Efectivamente. Fin de ciclo. Fueron cuatro años que pasaron muy rápido, volando en muchos sentidos. Pero en otro sentido, echando la vista atrás y repasando un poco la agenda que hemos llevado a cabo estos cuatro años. Uno se da cuenta de que no hemos parado, que hemos hecho mucho y nos hemos empleado a fondo. Sobre todo el equipo que me encontré aquí hace cuatro años cuando llegué. Un equipo pequeño pero fuerte, poderoso, de auténticos profesionales muy comprometidos.

¿Y qué es lo que queda? Porque, al fin y al cabo, yo no soy más que un eslabón en la cadena. Creo que, como dice Machado, “todo pasa y todo queda”. Paso yo, que soy un eslabón más o menos resiliente, pero quedan dos cosas: queda el equipo que estaba aquí y que va a seguir con esta agenda; y quedan estos vínculos históricos tan fuertes, tan enraizados entre la Unión Europea y los argentinos, que es lo que más me sorprendió al llegar aquí.

Tenemos un pasado enorme en común, pero ahora el gran desafío es el de capitalizar eso y sacarle el máximo provecho, el máximo potencial a esta relación histórica. Hay mucha presencia europea aquí: presencia europea cultural, en inversiones, económica, comercial. Hay entre más de 800 empresas europeas en este país, del stock de inversión extranjera directa estamos superando el 40%, pero hay margen para mucho más. Tenemos el programa Global Gateway para promover inversiones.

El embajador de la Unión Europea se refirió a la actualidad de las relaciones con Argentina

– El tema del acuerdo Unión Europea Mercosur puede representar el tema más importante que tuvo en sus manos. ¿Cómo vivió esa negociación y cómo está hoy ese acuerdo en términos concretos y qué perspectiva tiene para adelante sobre lo que va a ocurrir?

Como estoy un poquito melancólico, un poquito nostálgico, diré que llevo 26 años trabajando en la Unión Europea y en el 1999, en el 2000, cuando entré en Bruselas como funcionario, uno de los temas más maduros, calientes era el Acuerdo Unión Europea-Mercosur. Ahora, estamos a punto de cerrarlo. Han pasado 26 años y seguimos todavía ahí, a punto de caramelo. Diría que es el momento ahora de la verdad. Y creo que todos los astros están alineados para que un acuerdo de estas características y con estas características, que va mucho más que los temas comerciales, un acuerdo geopolítico. Yo creo que están ahora todas las condiciones reunidas para ir adelante.

Estamos en un momento de muy poca colaboración a nivel internacional, un espíritu transaccional muy agudo en todos los niveles. Estamos con una muy poca previsibilidad, con unas reglas de juego que cambian de la noche a la mañana. De repente, los amigos se convierten en enemigos y viceversa. Este acuerdo creo que representa todo lo contrario: representa previsibilidad, representa cooperación, representa multilateralismo y sobre todo es un marco de reglas claras para que los operadores -que son al fin y al cabo, los que arriesgan en sus inversiones-, los actores económicos sepan a qué atenerse.

Y en este contexto tan cambiante, creo que un marco que dé certidumbre es más que deseable. Y estamos hablando de un acuerdo, como digo yo, que va más allá de los temas comerciales: es un acuerdo geopolítico entre dos regiones como Unión Europea y Mercosur, con un pasado y unos principios compartidos. Es un acuerdo muy ambicioso entre economías muy complementarias, con unas cláusulas de salvaguarda y de transición suficientemente -diría yo- laxas, flexibles. Un acuerdo en el que todos ganaríamos. Más allá de algunos rubros específicos, es un acuerdo en el que todos ganamos.

– Esos rubros específicos generan las dificultades para terminar de poner en marcha el acuerdo. Me refiero en concreto al tema agrícola. ¿Qué es lo que ocurre que no se puede o que se traba el tramo final del acuerdo?

– Son procesos. Lo hemos visto también con otros acuerdos comerciales. Son procesos también de ratificación complejos. En Europa se requieren unas mayorías que dependen de qué tipo de estructura se le dé al acuerdo. Son procesos de ratificación complejos y eso hace que el proceso se haya demorado tanto. Hay que primero explicar bien los datos y tener un debate sincero sobre lo que está en juego. Se escriben a veces cosas que a uno le cuesta un poco creer, en cuanto a quién pierde, quién gana. Hay que poner todas las cifras y tenemos que tener un debate sincero y honesto.

– Hay una singularidad en el presente que los grandes socios del Mercosur tienen una mala relación política. Argentina y Brasil. Antes en Argentina gobernaba Alberto Fernández, el kirchnerismo; y en Brasil, Jair Bolsonaro, más de derecha. Ahora gobierna Javier Milei y en Brasil gobierna Lula. Signos ideológicos y políticos contrarios, contrapuestos. ¿Esto complica esa negociación?

– Desde el lado europeo, tenemos un proceso de 27 países, con unos mecanismos de aprobación y ratificación que son complicados, razón por la cual esto puede ralentizar un poco este tipo de acuerdos. Del lado del Mercosur diría dos cosas: uno, estamos hablando aquí de dos economías, dos bloques, muy diferentes y complementarios. Por un lado, tienes un mercado de 450 millones de habitantes -como es el bloque europeo de 27 países- muy integrado, muy integrado. Somos el mercado o el bloque comercial más grande del mundo, con mayor integración.

El embajador de la Unión Europea recibió a Infobae en la residencia de Buenos Aires

– Monolítico.

Y tenemos del otro lado un bloque muy fragmentado, el de los cuatro países del Mercosur. Esto es una gran oportunidad para este bloque del Mercosur de los cuatro países, de integrar y de empezar a penetrar un mercado como es el europeo, tan integrado. Eso, por un lado, es una gran oportunidad y un enorme potencial. Y el segundo, y es que es un argumento al que le podemos dar la vuelta. Es un argumento que se ha utilizado en muchas ocasiones, que lo han utilizado algunos detractores de este acuerdo: decir que el bloque del Mercosur todavía no es lo suficiente maduro para competir o alcanzar un acuerdo de estas características, por lo que hemos hablado. Por su falta de nivel de unificación o de integración.

Creo que se le puede dar la vuelta a ese argumento y se le debe dar la vuelta a ese argumento para decir: un acuerdo como el de la UE y el Mercosur va a servir a fortalecer el bloque del Mercosur y va a ayudar a mejorar y a engrasar toda esta maquinaria y todo este bloque.

– Hay una guerra en Europa en medio de este proceso tan extraño que está viviendo el mundo en los últimos. Lo que ocurre en Ucrania y Rusia y domina toda la agenda. ¿Cómo vivió ese momento y cómo impactó en la misión diplomática?

– Todos fuimos testigos el pasado 24 de febrero del 2022, hace ya tres años. El tiempo vuela y estoy seguro de que para los ucranianos que están en el frente de guerra no se les habrá hecho tan rápido. Ese acto fue como una especie de mazazo, como retroceder en la historia de una manera tan brutal, que a muchos todavía nos cuesta, fue un verdadero shock.

Una invasión en toda regla, a gran escala, una invasión bajo pretextos totalmente falsos. Esto fue fruto de un revisionismo histórico, un revanchismo. Es verdad que estamos a 12.000 kilómetros de Ucrania, que parece mucho, pero esto no es un tema simplemente de Ucrania. Esto es una violación flagrante del orden internacional, basado en reglas de la Carta de Naciones Unidas, una violación del principio de soberanía e integridad territorial. Y esto en cualquier parte del mundo tiene que condenarse.

Y es lo que se ha hecho desde Argentina en estos tres años es que hemos venido trabajando diplomáticamente, evidentemente para poner mira. Nadie más que los ucranianos y que los europeos que estamos al lado para pedir la paz y desear que llegue una paz cuanto antes. Todo lo que se esté haciendo y que se pueda hacer en aras de conseguir esa paz de una manera rápida, pues evidentemente va a estar apoyado por la Unión Europea.

Pero claro, la paz no puede ser una paz cualquiera: que sea una paz justa y tiene que ser una paz duradera. Y para que sea una paz justa y duradera, solo hay un término clave en esta ecuación que no puede fallar, y es que los ucranianos estén alrededor de la mesa. No vas a hacer una paz justa y duradera entre otros actores, sin contar con los ucranianos como los principales protagonistas en estas negociaciones. Eso por un lado.

Y segundo, quien habla de paz justa y duradera, habla también de lo que es la arquitectura de seguridad del continente europeo para el largo plazo, para el futuro. Y si se habla de seguridad de Europa, pues evidentemente también Europa, los europeos, tienen algo que decir al respecto. Eso es lo que hemos venido reclamando, que es obvio y en lo que venimos trabajando también desde hace ya unos meses. Paz urgente y necesaria, pero paz justa y duradera con los ucranianos alrededor de la mesa.

– ¿Se sintieron acompañados por el gobierno argentino en esta situación? ¿En este enorme drama que se vive en Europa? ¿Notaron ningún cambio después de la llegada de Trump al poder? ¿Alguna forma distinta de ver el conflicto?

El embajador se refirió a las oportunidades de inversión de las empresas europeas en Argentina (fotos Adrián Escandar)

– Hay que ver un poco los votos que ha habido en Naciones Unidas. En fin, nosotros venimos trabajando con Cancillería desde el primer día. Ha habido matices, ha habido posiciones en las que hemos tenido… pero ya explicó en varias ocasiones el canciller Werthein la posición de Argentina en el último voto de la Asamblea General de Naciones Unidas y no tengo nada más que añadir al respecto. Simplemente, decir que seguimos contando con Argentina y seguimos trabajando con Argentina para una paz justa y duradera en Ucrania.

– Están conformes con la posición que tienen el gobierno argentino?

– Estamos trabajando en este sentido. La semana que viene tenemos a un director que viene de las Américas aquí y tendremos reuniones al respecto. Confiamos en que vamos a seguir trabajando con Argentina en una paz justa y duradera.

–¿Estados Unidos, cómo está jugando en este contexto?

– La llegada del presidente Trump ha cambiado un poco el tablero. Vimos la reunión que mantuvo con el presidente Zelenski, pero luego ha habido otras. Ahora hay un acuerdo sobre minerales. En fin, como he dicho, todo lo que sea intentos para alcanzar esta paz cuanto antes, y que se alcance una paz justa y duradera con los ucranianos es algo que vemos con muy buenos ojos.

– Hay otra cuestión también compleja, que es esta decisión que tomó el gobierno de Donald Trump de aplicar aumento en los aranceles. Algunos lo consideran una guerra arancelaria. ¿Qué perspectiva tiene sobre este desafío?

– Primero desde la Unión Europea hubo ya declaraciones de la presidenta de la Comisión Europea en las que lamentó esta escalada tarifaria. Segundo, desde la Unión Europea enseguida reaccionamos haciendo alguna propuesta constructiva con el cero por cero en tarifas, que de momento está eso, en negociación y hay una tregua de 90 días. Tercero, desde la Unión Europea consideramos y estamos totalmente dispuestos a negociar. Siempre vamos a darle máximo margen, máximo espacio, máxima oportunidad a las negociaciones. Y ahí estamos. Cuarto, consideramos que la relación transatlántica ha sido muy próspera. Somos los bloques quizás con mayor flujo de comercio a nivel mundial entre Estados de ambos lados del Atlántico y que consideramos que tenemos que seguir con esta dinámica. Y quinto, todas las opciones siguen encima de la mesa. Es decir, que si la Unión Europea tiene que reaccionar defendiendo sus intereses comerciales, lo haremos.

– ¿Esa agenda transatlántica que mencionaba está perdiendo vigor, con esta pelea geopolítica entre Estados Unidos y China? ¿La agenda atlántica está en retroceso?

Es algo que ya vimos también en el primer mandato de Donald Trump. Se nos preguntó ¿la Unión Europea dónde se sitúa entre China y Estados Unidos? Creo que tenemos, como decía el anterior Alto Representante la doctrina “My way”. Nosotros tenemos que encontrar nuestro camino entre, por un lado, Estados Unidos, y por otro lado, China.

Tenemos relaciones que son muy diferentes y hemos tenido una muchísima mayor afinidad con Estados Unidos durante estos últimos años. Pero también tenemos una relación constructiva con China basada en tres elementos: uno, somos socios con China estratégicos en tema del cambio climático; somos competidores con China en materia, por ejemplo, de altas tecnologías; y somos también rivales sistémicos, no sistemáticos, en la manera de cómo vemos, a veces, el mundo. Y con base en estos tres elementos, hemos venido forjando y vamos a seguir forjando nuestra relación con China. Y con Estados Unidos, pues bueno, tenemos ahora un nuevo presidente que ya había anunciado muchas de estas cosas en su primer mandato.

Creo que la Unión Europea tiene que adaptarse a esta nueva realidad y no podemos seguir dependiendo de otros actores para forjar nuestro futuro y nuestra autonomía estratégica y nuestra seguridad. Seguridad interior, Seguridad exterior. Seguridad económica, seguridad energética, seguridad en materia de comunicación, seguridad sanitaria. Todo esto, la Unión Europea tiene que sacar las conclusiones de lo que ha pasado con la pandemia, de lo que ha pasado con la guerra de Putin, por ejemplo, en materia de suministro energético, de este paraguas de seguridad que Estados Unidos nos ha brindado durante muchos años y que en momentos se cierra…

– ¿Se cierra?

Bueno, vamos a ver. Seguimos trabajando y somos socios totalmente sólidos dentro de la OTAN. Pero bueno, no quita que nosotros seguimos contando con la OTAN, con Estados Unidos, evidentemente. Lo que tiene que hacer la Unión Europea y en lo que estamos trabajando es fortalecer el pilar europeo de defensa dentro de la OTAN. ¿Quiere decir esto? Pues quiere decir aumentar los gastos militares en cada uno de los países de la Unión Europea. Y esto también pasa no solo tanto por gastar más sino por gastar mejor. Esto quiere decir, una mayor sincronización, una mayor sinergia, una mayor interoperabilidad entre los 27 ejércitos, entre los 27 sistemas de defensa de los 27 países de la Unión Europea. Esto también pasa, evidentemente por mecanismos de financiación, ambiciosos, novedosos, creativos en materia de defensa, que es el plan de rearme que ha puesto la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, de 800 mil millones de euros encima de la mesa.

– Hablando de von der Leyen, estuvo acá en Argentina. ¿Y como fue esa visita y qué dejó? ¿Y qué quedó de visita?

– Hemos tenido aquí toda la jerarquía de Bruselas. Eso muestra la importancia que se le da a Argentina, en Europa, en Bruselas. Y cuando vino la Presidenta fue una visita fructífera porque firmamos o fue clave para firmar -en un caso se afirmó y en otro se dejó para firmar un mes más tarde- dos memorandos de entendimiento, uno sobre energía y otro sobre minerales críticos. En energía, está aquí en este país la segunda reserva de gas del mundo y está previsto en el memorando los temas de gas. Nosotros consideramos el gas una fuente de transición, de aquí al 2050 y dentro del memorando el gas está previsto.

Es verdad que estamos los próximos años un poco de salida del gas por el tema de la lucha contra el cambio climático, pero está dentro y estamos con muchas empresas europeas muy metidas en el tema del gas en Argentina, Dentro de la energía está también el hidrógeno verde, que este país también ofrece unas condiciones totalmente únicas, privilegiadas, en materia de producción del hidrógeno verde, para más medio y largo plazo. Pero es la energía del futuro, y provincias como Chubut y Santa Cruz, donde hemos estado y estamos con legisladores, estamos trabajando. Ojalá que se dé aquí en Argentina un marco regulatorio que favorezca a este tipo de inversiones. Estamos también trabajando en reuniones con todos los actores en este ámbito.

Eso, por un lado. Y luego está el memorando sobre minerales críticos y ahí se donde se destaca el litio en las tres provincias del norte como Catamarca, Jujuy y Salta, Y luego está el cobre en la provincia de San Juan, pues también son reservas de primer orden a nivel mundial, y donde ya empieza a haber cada vez más empresas europeas interesadas e invirtiendo. Hemos tenido muchos intercambios. Viajes de ida y vuelta de empresarios argentinos y de representantes provinciales, de representantes de la nación que han viajado a Bruselas y viceversa. En mayo, por ejemplo, ahora dentro de 15 días, vienen empresas europeas e instituciones financieras europeas a San Juan para el tema del cobre.

– ¿El RIGI tuvo algún impacto?

– Lo vemos con buenos ojos, evidentemente, porque eso lo que está haciendo es favorecer y ayudando a posibles inversores europeos a venir más.

Adrián Escandar

– Le quería preguntar sobre el tema de Global Gateway y cómo se vincula toda oferta que tiene la Argentina de posibilidades de inversión y de desarrollo.

– Abarca a todo lo que he dicho anteriormente sobre el hidrógeno verde, sobre litio, sobre inversión en materia de cobre y la infraestructura que está alrededor de estos proyectos, porque una cosa es sacar el litio, producir el litio y otra cosa es exportar ese litio. ¿Cómo exportas ese litio? Primero, cómo lo produces. Se puede producir, hay maneras de producirlo más o menos sustentable, por ejemplo, con plantas solares, porque eso también consume mucha energía. Y luego hay maneras de exportarlo, mediante la Hidrovía, o qué carreteras o ferrocarriles. Todo eso también está encima de la mesa, porque son inversiones que hay que hacer para canalizar todo esto hacia el exterior. Es ahí donde Global Gateway interviene, que son inversiones, diría yo, responsables, inversiones transparentes y son inversiones que generan valor agregado. Lo que pretendemos, evidentemente, es generar empleo y valor agregado en toda la cadena de valor.

– Si podemos explicar Global Gateway ¿qué es concretamente y qué propone la Unión Europea?

– Proyectos de infraestructura, proyectos de inversión en infraestructura y en producción. Pueden ser de minerales críticos para lo que es la transición verde, la transición digital de manera responsable y generando valor agregado y creando puestos de trabajo en Argentina.

– ¿Es la propuesta europea frente a lo que puede ser la Ruta de la Seda de China?

– Pongámoslo así, pero de una manera previsible. Y la idea es generar valor agregado. Lo ideal, por ejemplo, sería que las baterías, las celdas de litio, se produjeran aquí en Argentina, pero a veces lo ideal está reñido con la realidad. El litio es uno de los elementos de los componentes dentro de lo que es la batería, pero hay otros componentes que a lo mejor no existen aquí. Son inversiones sustentables, donde también tú tengas en cuenta y consultes a la población local y que se hagan las cosas de una manera consensuada, con diálogo, con cooperación a nivel provincial, a nivel nación y con diferentes mecanismos de financiación.

– ¿Qué puede aprender el Mercosur en la relación política interna de la Unión Europea después de tantos años de integración?

– La Unión Europea es un proyecto y una realidad sui generis. No existe otro proyecto como el de la Unión Europea. Venimos de lo peor y no ha ocurrido lo peor en el Mercosur y no le deseo que le ocurra lo peor aquí. Nosotros venimos de las cenizas de la Segunda y de la Primera Guerra Mundial y eso fue el acicate, lo que apuntaló y originó el proyecto europeo, que ahora estamos celebrando los 75 años.

Han sido 75 años de estabilidad, de cooperación, de libertad. Yo soy producto de la Unión Europea, porque soy transfronterizo. Libertad de circulación de personas, de servicios, de capitales, mercancías. Y es un proyecto que nos ha traído a los europeos -a veces un paso adelante, otro atrás- pero que nos ha traído una prosperidad, una estabilidad y sobre todo, un periodo de paz sin precedentes. El más longevo de toda la historia del continente europeo. Es un proyecto todavía inacabado, es un proyecto imperfecto y es un proyecto que exige muchísimo tira y afloja, muchísimas concesiones, muchísima negociación. Todavía en Europa tenemos unas reglas de funcionamiento, quizás, un poquito obsoletas.

La Unión Europea empieza con seis países, en aquel entonces, hace 75 años, y ahora somos 27, pero muchas de las reglas son las mismas. Por ejemplo, la unanimidad a la hora de tomar decisiones: unanimidad en la política exterior, en política de defensa. Y claro, no es lo mismo una unanimidad entre seis, que unanimidad entre 27. Y si vamos incluso a ampliar el número a 35, por ejemplo, pues todavía va a ser más complicado. Tenemos ahí una tarea pendiente, que es el de actualizar o revisar un poco las normas de funcionamiento de la Unión Europea, porque son quizás demasiado exigentes o pueden llegar a paralizar algunas de las de las medidas.

– ¿Se vuelve a Bruselas?

– Toca en principio volver a Bruselas. A no ser que Infobae me proponga aquí un trabajo (risas)

–. ¿Y qué se lleva de Buenos Aires y de su paso por Argentina?

– Me llevo sobre todo el sentido, el valor que se le da a la amistad. Aquí muchas veces más que a la familia. Me llevo la pasión con la que vivís muchas cosas.

– Para lo bueno y lo malo.

– Lo bueno y lo malo, lo has dicho tú. Entre lo bueno cabe también el fútbol. La final esa en la que tuve ocasión de vivir… esa pasión, pero es una pasión diaria por todo. Tenéis pasión por lo que sois, por lo que representáis. Y eso, me parece, es una pasión a veces contagiosa. La actualidad aquí es muy exigente. Dije desde el primer momento que no pensaba que me iba a aburrir. Fue de las primeras cosas y puedo garantizar que no, que no me he aburrido. Me he sentido en casa, yo me he sentido como en casa en Argentina y eso es algo que también voy a echar mucho de menos.

– Llegó con Alberto Fernández y se va con Javier Milei. ¿Se sintió mucho ese cambio?

Se sintió. Se sintió. Profundamente.

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