Un peronismo convulsionado que obliga al Gobierno a extremar la prudencia política

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Últimos días libre. Cristina Kirchner saluda desde el balcón de su casa de la calle San José (foto Reuters)

La condena y el arresto inminente de Cristina Kirchner le ofreció al peronismo una causa de unidad para las distintas facciones que venían batallando por el liderazgo interno y puso al Gobierno ante la obligación de extremar la prudencia política.

En los despachos de la Casa Rosada hay incertidumbre sobre las consecuencias políticas y, sobre todo, electorales de la confirmación de la pena de 6 años de prisión e inhabilitación perpetua de la jefa del PJ. Pero sobre todo hay preocupación por los ataques contra el Poder Judicial que lanzaron los líderes de los partidos que integran Unión por la Patria.

Protestas frente al Palacio de Justicia en contra de la condena a Cristina Kirchner (foto Reuters)

Cristina Kirchner anticipó que no se va a profugar, ni pedirá asilo en embajadas y que acatará la decisión de los jueces. Pero en el peronismo hay un clima de virtual rebelión. El abogado Carlos Beraldi confirmó que pedirán una cautelar ante la CIDH para denunciar la violación de los derechos humanos de la ex presidente.

Ante este escenario, la orden que bajó desde lo más alto del Poder Ejecutivo y que transmiten en reserva los funcionarios, es que se eviten las provocaciones y se cumplan las órdenes de los jueces que tienen a cargo la ejecución de la pena. “No va a haber una foto al estilo de Amado Boudou en pijama y esposado. Se van a respetar las garantías, los derechos y el decoro que corresponde con Cristina Kirchner”, explicaron en el Gobierno.

Son momentos de tensión que se percibe en las conversaciones y en el celo con la información que guardan los más encumbrados despachos del Gobierno. “Hasta el miércoles o jueves que viene va a ser así. Estamos preparados, pero sabemos que hay factores que no están bajo nuestro control y que dependemos de lo que decida la Justicia”, admitieron fuentes oficiales calificadas.

E insistieron en que, así como no intervinieron en todo el trámite de la causa Vialidad que culminó con la condena a CFK, tampoco interferirán en las decisiones que tome el juez Jorge Gorini, que está a cargo de definir las condiciones de arresto de la principal figura de la oposición.

Desde que la Corte Suprema, con la firma de Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, rechazó el último recurso de Cristina, en la Casa Rosada empezaron a calcular el impacto político y electoral que podía tener en el corazón del peronismo. Hay dos hipótesis contrapuestas: que el peronismo va a reagruparse y ordenar su oferta electoral en torno de Cristina, o que las diferencias persistan y la fragmentación retorne una vez que pase la convulsión inicial.

Todas las fuerzas de Unión por la Patria se reunieron en la sede del PJ

Esos cálculos, sin embargo, se vieron desplazados en las últimas horas por la alarma ante el anuncio de los líderes de los partidos que integran la coalición de “resistir” el cumplimiento del fallo. “¿Qué significa ‘resistencia’? ¿Van a impedir que se cumpla la decisión del Poder Judicial?“, se preguntaban ayer interlocutores oficiales.

La toma del edificio donde funcionó el Instituto Juan Domingo Perón que encabezó el fin de semana Juan Grabois fue el anticipo de un estado de rebelión que se diseminó en los otros líderes peronistas una vez que hubo sentencia definitiva. En Matheu 130, la sede del PJ, hubo ayer una competencia por quién defendía con más fervor a la ex presidenta. Es una coyuntura en la que para el peronismo la moderación puede ser sinónimo de traición. Antiguos enemigos se reencuentran: de Jorge Ferraresi a Ricardo Quintela, pasando por Sergio Massa, Guillermo Moreno o el propio Axel Kicillof.

Son acercamientos estimulados por la multiplicación de trascendidos y especulaciones mediáticas sobre el lugar de detención de Cristina Kirchner y el tránsito entre la libertad y la prisión domiciliaria. Esas versiones no hacen más que enfervorizar a la militancia y empujan a la dirigencia a redoblar la intransigencia.

La esquina porteña de San José y Humberto 1° pasó a ser el centro de gravedad de la política y escenografía provisoria de un remedo del 17 de octubre que se viene fermentando. Con apoyo “material” de algunos gremios, ya se prepara una marcha. Es que la historia no se repite, pero a veces rima.

Por eso en el Gobierno hay contactos permanentes y un monitoreo de la calle. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich -en quien Javier Milei confía y se mantiene en contacto permanente-, bajó la exposición pública y se enfocó en las últimas horas en mantener contactos reservados con el tribunal oral federal que condenó a CFK y evitar filtraciones que pongan en riesgo la acción de la Justicia.

El presidente Javier Milei (foto AP)

El Ministerio garantizó el tránsito en autopistas y accesos y, con apoyo del gobierno porteño, desactivó un intento de acampe frente al Palacio de Tribunales. “No se puede desalojar a los militantes que están frente a la casa de Cristina, pero no se van a permitir campamentos, piquetes ni hechos de violencia como los que pasaron en canal trece”, explicaron en el Gobierno.

El impacto electoral

Más allá de la preocupación por la coyuntura y el impacto de la detención de Cristina Kirchner, en la Casa Rosada empezaron a analizar el nuevo escenario. Entienden que la ausencia de la figura con más intención de voto en las listas de la provincia de Buenos Aires impone un barajar y dar de nuevo. Mientras La Libertad Avanza prepara un acto para el 26 de junio en La Plata con Milei y sus ministros, ensayan alternativas y escenarios posibles.

“No sabemos si ella va a poder transferir todos sus votos a Máximo Kirchner, a Verónica Magario o a otro que elijan. De acuerdo a lo que decidan ellos, vamos a decidir nosotros. Lo que está definido es que vamos con el PRO y una parte del radicalismo. No queremos ser Juntos por el Cambio, vamos a reforzar la nitidez en las ideas y el rumbo”, afirmó una fuente libertaria.

Por eso confían en que la reacción del peronismo puede revitalizar un argumento para polarizar con más eficacia ante el electorado: “Si rompen todo, van a quedar expuestos que son violentos, pero sobre todo, que son el pasado: se ve en las caras que se juntan en el PJ, en los piquetes o en los colegios tomados”.

Una frase resume la perspectiva del Gobierno sobre la escena completa: “Que Cristina Kirchner -que fue presidente dos veces, vicepresidente y jefa del justicialismo- haya sido condenada por corrupción es la confirmación de los motivos que trajeron a Milei a la Casa Rosada. Es la expresión del fracaso”.

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