Por estos días estuve probando algo que en tiempos de relojes inteligentes que hacen mil cosas, a muchos les parece una antigualla, aunque sigue siendo un mercado muy grande: el de los relojes pulsera convencionales.
En este caso probé el Casio GA-B2100BBR-1A, un modelo de la línea G-Shock, que ya lleva más de 40 años entre nosotros como un ejemplo de cómo hacer relojes resistentes a golpes y rayones, con una caja fabricada en resina y carbono (Carbon Core Guard) y un vidrio de cristal mineral que le permiten, entre otras cosas, ser sumergible 20 atmósferas. La correa es la clásica de Casio hecha con resina.
El 2100 tiene un cuadrante muy simpático: analógico, con agujas para marcar la hora y los minutos (que brillan en la oscuridad con la pintura Neobrite; el cuadrante también se puede iluminar a voluntad) y dos complicaciones: una pequeña pantalla LCD -de fondo rojo en el modelo que probé- y un indicador analógico que muestra qué funciones están activas en la pantallita, y cuál es el nivel de carga de la batería interna.
El reloj es solar: aunque la autonomía de un reloj de este tipo hace tiempo que dejó de ser importante (porque se mide en años), en este caso alcanza con tenerlo un rato a la luz -alcanza con la ambiente, aunque obviamente el sol directo acelerará el proceso- para mantenerlo con vida. Según Casio, una carga completa de la batería le permite 7 meses de autonomía si no vuelve a cargarse; en la práctica eso significa que alcanza con usarlo para que la batería esté siempre cargada, ya que incluso la luz ambiente bajo techo ayuda a darle energía.
Las funciones digitales del reloj son las esperadas: cronómetro, temporizador, alarmas, reloj secundario; y se controlan con uno de los cuatro botones laterales del reloj (para cambiar los modos, ajustar los datos, encender la luz o iniciar el cronómetro). La pantalla queda, un par de veces al día, parcialmente oculta detrás de las manecillas del reloj, pero el sistema es suficientemente astuto como para correr las agujas si nos tapan la pantalla cuando la estamos usando activamente (con el cronómetro, por ejemplo).
El otro elemento distintivo del reloj es que tiene conexión Bluetooth, algo que Casio ha ido incorporando en algunos de los modelos más recientes, y que permite sincronizar la hora en forma automática, ajustar alarmas, la hora mundial y no mucho más.
Esta limitación de funciones y de tamaño (48x45x12mm de caja, 52gr de peso) lo vuelven muy cómodo para la muñeca, con la clásica, con un diseño ambidiestro muy acertado. Lo que no quita que no haya lugar para mejorarlo: el reloj podría haber incluido también un podómetro, como otros modelos no-inteligentes de Casio, y la pantalla digital podría ser un poco más grande.
El 2100 tiene la virtud de no pecar de ambicioso: es un reloj analógico con algunos detalles digitales, y no más. Duro por fuera, debería ser medianamente eterno, como otros G-Shock, y una opción interesante para quienes buscan llevar un reloj clásico en la muñeca y no una computadora que también da la hora. El reloj, que pertenece a la familia Black & Bold Red se consigue en la tienda oficial por 525.000 pesos; existen otras variantes de menor precio.